Tribuna

Lidia Pérez Horcas

Profesora de Inglés

El bilingüismo en Andalucía

"Una programación bilingüe va mucho más allá de una mera traducción de contenidos y objetivos. Conlleva una reforma completa en la forma de programar"

El bilingüismo en Andalucía El bilingüismo en Andalucía

El bilingüismo en Andalucía

Ante la aventura del bilingüismo, nuestros colegios en Andalucía han tenido que hacerse de los requerimientos de la Orden de 28 de junio de 2011 con el objetivo de promover la adquisición de las cinco destrezas básicas: escuchar, hablar, conversar, leer y escribir mediante el aprendizaje integrado de contenidos y lengua extranjera, lo que se conoce como AICLE, en español, o CLIL, en inglés. Entre algunos de estos requisitos figuran que el programa deberá llevarse a cabo "previa autorización tras el compromiso explícito de toda la comunidad escolar: profesorado, familias y alumnado de que todos desean que su centro sea bilingüe". ¿Se sabe algo de este compromiso? ¿Se hizo? ¿Dónde se registró?

Sobre el papel hay también que "contar con profesorado con nivel mínimo B2 del Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas (MCER) para impartir las áreas no lingüísticas (ANL)". ¿Contar con un profesorado o apresurar al profesorado porque en septiembre tienen que ser bilingües? Por último, "los centros deben modificar el proyecto educativo según lo que indica la Orden". Con lo de modificar entiendo que mi labor educativa va a girar en torno a la nueva visión del proceso enseñanza-aprendizaje. ¿O lo pongo muy bonito en papeles y luego ya en la clase sigo con ese librillo que cada uno tiene?

Sinceramente, todas estas dudas acerca de cómo se está impartiendo el bilingüismo en Andalucía me inquietan profundamente porque yo soy pro-bilingüe, imparto bilingüismo y quiero hacerlo y que se haga lo mejor posible. Los nuevos proyectos deben cumplirse en su totalidad, no a parches, y para ello los centros y las administraciones educativas han de tomar cartas en el asunto. Si no, que no nos hubieran metido en semejante empresa. Muchos se acomodan bajo el paraguas-placa en la puerta de nuestros centros en los que se nos da a conocer como "centro bilingüe", mientras el bilingüismo propiamente dicho, el de verdad, nos está resbalando por el paraguas sin que nos moje y cale los huesos. A lo que me refiero es que la entrada del bilingüismo en nuestras aulas ha sido arrasadora, pero ¿estábamos preparados? Y tal desasosiego en algunos centros lo han pagado, lo están pagando y lo seguirán pagando, los alumnos.

Los docentes empezaron a formarse a destajo en B2 como si con eso ya fueses un experto. Y no. El nivel da referencia de nuestra capacidad lingüística en un idioma pero… ¿Y la didáctica? La ignorancia da lugar a mala praxis, porque no se trata de traducir los temas, igual que tampoco es lo mismo hacer una programación en inglés que hacer una programación bilingüe. De ahí que haya padres que huyen de la famosa placa.

Una programación bilingüe va mucho más allá de una mera traducción de contenidos y objetivos. Conlleva una reforma completa en la forma de programar y en nuestra experiencia como docentes. ¡En la práctica es donde se encuentra la verdadera revolución! Pero la urgencia por implantar esta nueva realidad se ha saltado todos los semáforos y como docente responsable te golpea el miedo al pensar: ¿Y ahora qué es lo que tengo que hacer? ¿Cómo lo hago? Entonces alguien te calma diciendo: eso ya lo vamos viendo sobre la marcha, lo importante es que ya tenemos "la placa". Y no tengo duda: aquí no hay mala fe, todos queremos ofrecer lo mejor desde nuestros centros, pero las prisas y el desconocimiento hacen que sean esos centros los que dan mala fama al bilingüismo. Son esos los centros de los que los padres huyen.

Por suerte no es lo mismo en todos los casos. He sido testigo de centros que han actuado con seriedad y responsabilidad. Han preparado previamente a un porcentaje de docentes interesados, han realizado cursos a través del CEP de didáctica en este nuevo enfoque, ilustrándolos en metodologías flexibles, promoviendo la autonomía del alumno sin que la lengua extranjera suponga un sufrimiento para los padres que temen que sus hijos les pidan ayuda o que simplemente no puedan permitirse una academia. Doy fe también de que en estos centros incluso se hacen visitas mensuales de nativos profesionales que evalúan a los profesores mientras estos están dando sus clases. Examinando, aconsejando, corrigiendo y aportando siempre se puede mejorar, siempre se puede seguir aprendiendo, ahí está la clave del éxito. Son estos los centros que, aun estando bajo su paraguas-placa, el bilingüismo cuela, moja y cala hasta los huesos a toda la comunidad educativa. Son estos los centros en los que los padres se quedan.

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