Ya visto

15 de septiembre 2023 - 00:15

Meparece haber tenido un déjà vu... ¿de verdad el PP sólo tiene como salida a lo de Cataluña manifestarse en la calle oponiéndose a lo que se les opone a ellos? ¿De verdad Ayuso se va a ir a Barcelona para aprovechar las pedradas (imaginarias) para proseguir con su carrera trumpiana? ¿De verdad Aznar incita a la rebelión contra los rebeldes (¿se le habrá olvidado el Estado de Derecho y la democracia?) en la calle? ¿De verdad lo de ETA sólo existe para aprovecharlo en elecciones y ahora ya el independentismo es el problema más grave de la reciente Historia de este Estado, que acabó legalmente (más o menos) con esos asesinos?

Perdónenme, tengo el mismo aprecio por el nacionalismo catalán que por el español: ninguno. Nación y religión riman y yo no es que sea ateo, consideración que me aplican los creyentes, es que no contemplo la posibilidad de una religión; aplíquese a nación, patria, imperio o cualquier otra fantasía de ese estilo, yo soy de Estado y Ley.

Una de las peores formas de cretinismo, muy abundante tanto en la derecha cohercitiva como en izquierda pazguata, es confundir Legalidad con realidad: tú haces las Leyes, pero eso no se traduce en realidad. Traficar con estramonio es ilegal, lo condenamos: pero la gente se mete todo lo que encuentra en el váter infecto de una discoteca. Al independentismo se la pela la Ley, con descalificarla en bloque: sólo tiene que inventarse una nueva. Y en ésas andan. Cualquier intento de imposición en cualquier ámbito manu militari puede ser una solución para la herida inmediata, pero no evita lo que la provoca.

Sánchez consiguió domeñarlos circunscribiéndolos al Parlamento y al birlibirloque de las negociaciones, Democracia, vamos. Se equivocaría ahora si contemplara la posibilidad de una amnistía generalizada (cosa diferente serían indultos caso por caso y bien estudiados) y la opción de un referéndum más allá de lo que digan las Leyes del Estado español, porque preside para los independentistas pero también para quienes no lo son.

La unidad de España es una entelequia que nada tiene que ver con su Historia. Nuestra derecha esencialista vive en una gallarda mental de patrias y cosas de éstas sólo comparable a la del esencialismo catalanista; la gente de la calle se siente catalana o española o nada, y al final se toma una caña, y mientras no le empeore su vida cotiadiana (si pudiere ser: se la mejore) nada eso en el fondo le importa. La vida sigue, los dramas son para quienes los provocan hasta concitar un peligro real de violencias y víctimas (por eso Puigdemont no puede ser indultado) y para los aburridos que, sin Ley, se tiran al asfalto a jugar con vidas (mejor las de otros), por España, Jerez y sus vinos... a tomar por culo...

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