NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Recreo la escena de memoria. En el sofá un hombre anciano mira a la nada. Detrás, una mujer le habla a otra: “Es el abuelo, está muerto, pero como es sordo no se lo pudimos decir”. La viñeta la firmó Miguel Gila hace tropecientos años.
Dicen que la Verja que levantaron los ingleses en 1908 y Franco cerró en 1969 va a ser derribada. Los diplomáticos europeos y los británicos han alcanzado un acuerdo político que parece que no vale más que para decirle a los técnicos que vean cómo se hace eso. Mientras lo arreglan, en la frontera desde hace un mes siguen produciéndose retrasos de una hora, sobre todo para salir del Peñón, pero también para entrar.
Esas filas de coches hablan mucho y mal del acuerdo. ¿Qué sentido tiene que, después de haber alcanzado un pacto para agilizar el paso –al final todo se resume en eso– este siga siendo igual de denso que siempre?
Llegan los diplomáticos después de unos cuantos años de reunión en reunión, dicen que han llegado a un pacto histórico y que ya va a estar todo bien y todos tenemos que creérnoslo. Aunque no exista ni una sola señal deque se avecine un tiempo nuevo.
El otro día, un buque de la Armada española que hace tareas de vigilancia en el Estrecho pasa por delante de Gibraltar y allá que va la Royal Navy detrás como el perrete que le ladra a la moto del cartero cuando pasa camino de otro barrio. Así es el acuerdo que han alcanzado sobre Gibraltar. Así de débil y ni siquiera está puesto negro sobre blanco.
Si cae la Verja como dicen, no crean que esas personas se librarán de otra cola: la que les espera en la A-7. La autovía que debía vertebrar el Campo de Gibraltar y que se ha quedado tan obsoleta, tan vieja como la Verja del Peñón.
En la carretera pasan horas y horas cada día miles de ciudadanos que necesitan desplazarse a o desde Algeciras, principalmente, pero no sólo. Así se tapona además la entrada principal del Puerto de Algeciras, pero la que sí se está modernizando es la otra, la que trae a los bañistas de Tarifa. Debe ser que corría más prisa, por lo que fuera.
En fin, que pienso que la Verja y la A-7 deben estar sordas, porque están muertas, pero nadie se lo ha podido decir. Quizás cuando alguna de las dos –o ambas– caigan se acuerde usted de Gil. Si es así, eso que lleva.
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