Confabulario
Manuel Gregorio González
Lotería y nacimientos
Llega el estío y con él, los recuerdos de la niñez, cuando íbamos en coches sin cinturón ni reposacabezas a pasar el día en las playas, apurando hasta que el sol desaparecía sin usar crema solar. Nos lanzábamos por toboganes de hierro que estaban al rojo vivo, bajo el justiciero sol, y sobrevivimos sin pantallas ni wifi. Dibujábamos con tiza corazones en la pared con los nombres de los primeros amores. Recorríamos nuestro barrio en bici sin casco ni protección alguna. El cumpleaños se celebraba en casa, esperábamos de semana en semana para ver el capítulo nuevo de nuestra serie favorita, jugábamos al pingo, al elástico, al piso o a rayuela, las canicas o meblis y al fútbol con dos jerseys o maletas haciendo las veces de portería.Vivíamos sin filtros, mirando las formas de las nubes desde nuestra casa en el árbol y teníamos un tesoro, nuestra imaginación. Eso nos hizo grandes y forjó nuestras vidas.Ya lo dijo Neruda: "Niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta".
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