Algo va mal

Algunos creen que la invasión de Ucrania está siendo el ensayo de algo mucho mayor que está por llegar

Para muchos historiadores la Guerra Civil española fue el ensayo general de la Segunda Guerra Mundial. Mientras que los futuros aliados apoyaban con distinto grado de implicación a unos, y alemanes e italianos con más decisión y medios a los otros; españoles que compartían entre sí mucho más de lo que les separaba, se mataban entre sí. Entre todos nos dieron una cruel patada donde más duele, con el añadido de cuatro décadas de injustificable dictadura como propina, que dividió como nunca a familias, amigos y pueblos, causando dolor, retraso y heridas que aún continúan abiertas. Fuimos el pilot de la Gran guerra que después vendría.

Ahora algunos creen que la invasión de Ucrania por parte de Rusia está siendo algo parecido. El ensayo de algo mucho mayor que está por llegar. El prólogo al enfrentamiento definitivo entre EEUU y sus aliados europeos, con la no democrática Rusia y sus amigos los comunistas chinos. Dada la potencialidad nuclear de ambos bandos, quizás la última guerra de la historia, porque la seguro perdedora resultaría ser la humanidad en su conjunto. Así que antes de algo tan definitivo, mejor hacer prácticas. Esta vez en Ucrania. Eso explicaría más allá de la inaceptable invasión rusa la importancia que para todos tiene lo que pase en Kiev o en Odesa. Hay dos modelos de sociedad enfrentados. Nuestro país está en el lado que tiene razón y eso de momento nos es suficiente como para que más allá del encarecimiento de la cesta de la compra, lo que ocurra en el Donbás preocupe bien poco, tanto a la "gente de bien" (según Feijóo ) como a la izquierda que anda dedicada a sacar adelante leyes que consiguen el efecto contrario de lo que pretenden. Ni siquiera saber que más de 240.000 personas han fallecido desde que se inició la invasión y que más de cinco millones y medio de ucranianos han emigrado, nos importa demasiado, porque todo sucede lejos. De momento con poner cara triste ante las noticias que nos llegan desde Ucrania, es suficiente.

Y no lo es, porque si estuviésemos asistiendo al calentamiento previo al enfrentamiento definitivo; cuando llegara ese momento nuestras calles, parques y avenidas formarán parte del mismo frente que Zaporiyia. Y entonces nos sentiremos como cuando los dinosaurios se dieron cuenta de que algo iba mal y aquel meteorito que iba a cambiar por completo su mundo apareció en el horizonte. Nos preguntaremos por cómo habíamos llegado a permitirlo, pero ya no habrá solución, y la tristeza de nuestros rostros no logrará parar al último misil.

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