Tribuna libre

José Ignacio Landaluce

Alcalde de Algeciras y senador

El truco de la chistera

"Si ha habido un momento en el que nuestra tierra ha necesitado que estemos todos juntos para defenderla, ese momento ha llegado"

Vía Algeciras-Bobadilla

Vía Algeciras-Bobadilla / Jorge del Águila

Cuando éramos niños y veíamos actuar a un mago, a todos nos gustaba el truco en el que el prestidigitador sacaba un conejo de la chistera, cosa que aplaudíamos a rabiar. Pues henos aquí, asistiendo en las últimas horas a una burda copia de aquellos juegos de manos, sólo que a alguien le ha dado por cambiar al animalito por 300 millones de euros, y al sombrero por los Presupuestos Generales del Estado.

No puede ser que poco después de que Algeciras y el Campo de Gibraltar hayan clamado por el nuevo agravio al que el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias nos han sometido a través de los PGE, que destinan unos pírricos poco más de 35 millones de euros para la mejora de la línea férrea Algeciras-Bobadilla, sus palmeros aplaudan a rabiar que como si se tratase de la bíblica y milagrosa conversión del agua en vino, esa cantidad suba, insisto, en pocas horas hasta los 300 millones de euros.

Sería de risa, si no se tratase realmente de una broma de muy mal gusto, que alguien intente salvar los muebles a la desesperada, sumando a la limosna presupuestada para 2021 lo que el Ejecutivo central no ha querido gastar en 2019, que pudo haberlo hecho a pesar de que los presupuestos estaban prorrogados, pero se escudó en mentiras para dejar de actuar en una infraestructura ferroviaria de primera necesidad para nuestro día a día, mientras que por el contrario regaba con cientos de millones de euros las mejoras del tren en el País Vasco, Cataluña, Levante o Teruel, por citar solo algunos ejemplos.

Hay que tener muy poca vergüenza política para defender lo indefendible, y más aún, que ese posicionamiento, incomprensible para la inmensa mayoría de los campogibraltareños, se esboce en una comarca que históricamente viene padeciendo el olvido de todos, de los unos y de los otros, y que esto se haga únicamente por anteponer los intereses del PSOE a los de todos quienes formamos parte de un territorio lleno de grandes potencialidades, pero al que desde Madrid y con la connivencia de sus adláteres en este rincón del sur del Sur, está robando su presente e hipotecando su futuro.

Quieren ser o parecer magos, pero tan solo se han convertido en trileros de la política, desprestigiando con sus actuaciones una voluntad de servicio público a la que muchos, entre ellos personas de su propio partido que merecen mis máximos respetos y mi más absoluta consideración, nos dedicamos en cuerpo y alma. A veces con su silencio cómplice, y en otras ocasiones ovacionando actuaciones que son malas de solemnidad, están haciendo un daño irreparable al Campo de Gibraltar y a su gente, pero estoy convencido de que el tiempo y la historia les pondrán en el sitio que les corresponde, y que no es otro que el de la ignominia y el olvido.

Hasta que me quede sin voz reclamaré ante quien sea lo que en justicia nos corresponde. Los algecireños y los campogibraltareños no queremos ser más que nadie, pero tampoco menos que ninguno. Que tenemos el peor Gobierno central de la historia, sometido a presiones, tensiones territoriales, desconfianzas internas y endebles cimientos, lo saben hasta nuestros párvulos, pero a todo ello hay que unir, además y por desgracia, que se están ensañando con nuestra comarca. El plan especial de lucha contra el narcotráfico, que siempre será bienvenido, no puede ser la capa que todo lo tapa, porque las carencias y necesidades siguen siendo muchas, y ya estamos cansados de que quienes tienen que arreglar esto, o miren o les obliguen a mirar para otro lado.

Pero también es cierto que nosotros, que formamos parte de los casi 300.000 habitantes del Campo de Gibraltar, tenemos que plantarnos. Hemos de decir basta ya a tanto agravio, a tanto menosprecio, a que algunos a que los esta tierra le coge muy lejana, y a otros que aún residiendo en ella le dan la espalda, se permitan la desfachatez de poner en riesgo el presente y el futuro del primer puerto de España y del segundo polo químico e industrial de nuestro país.

¿Es eso lo que vamos a permitir que algunos hagan con el futuro de las nuevas generaciones? Creo que si ha habido un momento en el que nuestra tierra ha necesitado que estemos todos juntos para defenderla, ese momento ha llegado.

Hagámoslo por nuestros hijos, por los hijos de los demás, por todos. El Campo de Gibraltar se lo merece.

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