
Quousque tandem
Luis Chacón
Releer a Wodehouse
A paso ligero
Hace un par de meses estaba de visita a la familia en Madrid. El día se levantó radiante, pese a que los pronósticos apuntaban justo a lo contrario. Así que después de tomarnos un café rápido, improvisamos una excursión a El Escorial (no sin un punto dominguero, por qué negarlo). Camino a la sierra, desde el coche, se nos planteó el dilema de dónde comer. Así que, móvil en ristre, me lancé a mirar asadores y acabé reservando en uno que tenía una valoración de 4,3 estrellitas en Google y Tripadvisor. Pintaba bien.
Lo cierto es que acertamos de pleno: almorzamos la mar de bien, nos atendieron fenomenal y la cuenta nos dolió menos precisamente por la anestesia del éxito promovido por el algoritmo. Pero, ¿y si hubiera sido al contrario?
Italia quiere promover una ley para poner coto a las reseñas falsas en internet. Resulta sencillísimo colgar un comentario (bueno o malo) a un negocio de cualquier tipo, desde una peluquería a un taller o un hotel, e influir en su clientela. Y eso, claro está, abre la puerta a un mercado malicioso que va desde la compra de reseñas positivas generadas por la inteligencia artificial a campañas para desprestigiar a la competencia. Porque en un mundo en el que todos vivimos tan al día y acelerados no nos podemos permitir una pifia a la hora de escoger por la vía analógica (esa de husmear desde la puerta) el sitio para tomar unas tapas improvisadas. Queremos que todo sea perfecto y nos apoyamos en la tecnología –que para eso está– para conseguirlo.
El Gobierno de Italia plantea que los usuarios puedan dejar comentarios bajo un registro fidedigno de su identidad, que las reseñas se publiquen no más tarde de 15 días tras haber pasado por el negocio y que, además, haya pruebas del uso del servicio (tiques o facturas). Y los establecimientos tendrán derecho a réplica. Según Tripadvisor, con datos de 2022, hubo 1,3 millones de reseñas falsas publicadas en su sistema (que fueron eliminadas) sobre un total de 30 millones de opiniones, lo que equivale a cerca del 4% del total de reseñas. Aunque la cifra tiende al alza. En 2020, las reseñas falsas fueron 943.000, de las cuales unas 24.000 eran reseñas positivas publicadas a cambio de una comisión.
El debate está abierto. Algunos pueden considerar que el registro para dejar un comentario acaba con la privacidad sobre cuándo y cómo se consume. Y para otros supone una fórmula para proteger al consumidor. Nadie nos obliga a escribir una reseña si no queremos sentirnos dentro de la rueda del algoritmo.
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