Campo chico

Alberto Pérez de Vargas

Un siglo de Weber

Recordar a Weber, tiene que ver con el hecho de que uno de los padres de la Sociología en España, nació en La Línea

Marianne y Max Weber (1890).

Marianne y Max Weber (1890).

Me he estado preguntando a mí mismo, durante un par de jornadas, las que han precedido al momento de abordar la redacción de este artículo, si cabe dedicarlo a comentar una de las efemérides del día de su publicación. Son no pocas y algunas muy significativas, pero yo me había detenido en la que se refiere a la muerte, en 1920, de Max Weber. La cifra redonda, un siglo, la destaca sobre cualquiera otra, pero no es tanto esa la razón cuanto la oportunidad de referirme a quien bien pudiera señalarse como, tal vez la primera pero, en todo caso, una de las más importantes figuras de la Sociología. No es pues tan vieja esta disciplina científica, aunque esté muy deteriorada en este tiempo de zozobra, por el mal uso instrumental que de ella hacen algunos actores del gran teatro del mundo.

Fue uno de mis ensayistas más frecuentados en mi primera época universitaria. De Max Weber (Erfurt, 1864 - Múnich, 1920), Alianza Editorial publicó en 1967, el ensayo El político y el científico, que rápidamente alcanzó una difusión extraordinaria. Alianza recogió en la primera versión española de la edición francesa de 1959, un largo y sustancioso prólogo de Raymond Aron, que supone un importante valor añadido. El contenido del libro consiste en dos conferencias que Weber dictó en el “revolucionario año 1919” –como lo califica, su mujer y divulgadora Marianne Weber– en la Asociación Libre de Estudiantes de Múnich ante “una juventud recién licenciada del servicio militar y profundamente trastornada por las experiencias de la guerra y la postguerra”.

Weber enfrenta el rigor y la seriedad del científico a los acontecimientos que dominan el ejercicio del poder y de la confrontación política: “Frente a la prioridad de la lucha de clases como motor de la historia en el pensamiento marxista, Weber prestó más atención a la racionalización como clave del desarrollo de la civilización occidental”, dicen de él los autores de su nota biográfica en Biografías y Vidas (Ruiza, M. et al., 2004). Liberal reformista, criticó el intervencionismo alemán en la primera gran guerra (1914-18) y colaboró en la redacción de la Constitución de 1919 de la llamada República de Weimar, que no tardaría en pulverizar el nazismo. Se da la circunstancia de que Weber fue víctima de una neumonía derivada de la pandemia que produjo la mal llamada “gripe española” –de la que también se cumple un siglo– que asoló el mundo entre 1918 y 1920, dejando atrás más de cuarenta millones de muertos, sobre todo jóvenes entre 20 y 40 años. En España, reinando Alfonso XIII, que también se contagió, fallecieron unas trescientas mil personas y hubo alrededor de ocho millones de afectados en una población de poco más de veinte millones, con la mitad alfabetos y una inflación del 20%. España, neutral en la guerra y libre de censuras generadas por el conflicto, fue el único país en el que la prensa habló de la pandemia; de ahí el calificativo.

La oportunidad de recordar a Weber, una figura esencial del pensamiento europeo y mundial, tiene que ver con el hecho de que el que puede muy bien señalarse como uno de los padres de la Sociología en España, nació en La Línea de la Concepción el día 18 de febrero de 1931. Pronto podremos celebrar su 90 cumpleaños. Salustiano de Campo es una de las más grandes personalidades de la Universidad Española de la segunda mitad del pasado siglo. Su obra es inmensa y el número de sus discípulos se cuentan por decenas.

Alberto Pérez de Vargas, con Salustiano del Campo y su esposa. Alberto Pérez de Vargas, con Salustiano del Campo y su esposa.

Alberto Pérez de Vargas, con Salustiano del Campo y su esposa.

No es cuestión de entrar aquí en su rica trayectoria científica o en los innumerables e importantes destinos que ha disfrutado; cualquiera puede tener una aproximación a este extraordinario profesor a través de las redes y en los portales especializados. Lo que importa ahora es que los jóvenes de la comarca y, tal vez, muchos de los que ya no lo son, tengan noticia de un paisano nuestro que es uno de los grandes de la Ciencia y de la Universidad española. Catedrático de la Universidad de Barcelona entre 1962 y 1967, vivió una de las épocas más brillantes de aquella ciudad, en la que contrajo matrimonio y donde nació su primer hijo. Después alcanzaría la cátedra en la hoy Universidad Complutense de Madrid, donde se jubilaría en el año 2001. En el homenaje que le rindieron sus numerosos discípulos, el lunes 8 de abril de 2002, pronunció una magistral conferencia Ser sociólogo en España (al alcance en la red) que es de lectura imprescindible para quien quiera tener una idea de cómo era la universidad española de su tiempo.

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