Señoros amamantados

17 de diciembre 2025 - 03:06

Creo que el mayor acto de amor es el amamantar a una criatura, dar el pecho. Este acto no puede igualarse a otras expresiones de cariño, de apoyo, de cuidado, ni de defensa, porque todos ellos juntos es el amamantar. Amamantar es alimentar con tu propio cuerpo. Ese bebé a la vez que se alimenta del olor maternal, lo tranquiliza; la musicalidad del redoble del corazón es la más bella melodía celestial; el calor de la piel lo arropa como el mejor abrigo; sus ojos contemplando a su ser creadora, a su mayor amor, pero, aunque los ojos estén cerrados creará en ese pequeño cerebro visiones placenteras. Sabor, olor, calor, escucha y visión son una fiesta en la que los sentidos se unen en el momento culmen del amor. A este acto nunca podremos llegar los hombres.

El antónimo a este acto amoroso son los señoros amamantados por la teta del Estado. Me sorprendo con los casos de “padres de patria”, de “representantes de la voluntad popular” que se creen bellos bebés y que son amamantados con voracidad de la teta de la Administración. Curiosamente coinciden en estos señoros actitudes machistas. Hemos podido leer sus rebuznos a toda mujer que estaba cerca de ellos.

Por desgracia el rebuznar lo tenemos en todo el arco político, desde los más tradicionalistas a los más progresistas, desde concejales, alcaldes, presidentes de Diputación, a parlamentarios o ministros.

He sido educado en directrices machistas y aunque continuamente lo neguemos, seguimos teniendo trazas machistas. Pero incrédulo de mí, pensaba que el acoso sexual era reminiscencia arcaica de sectores de ultraderecha, y no una actitud en políticos de izquierda. El escupirse a la cara los casos de acoso sexual de los líderes de los dos grandes partidos, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, es de una irresponsabilidad manifiesta y no una solución a un problema real.

Los casos machistas de asesinatos a mujeres se han dado en hombres que se creían los dueños de ellas. Estos señoros se creen los dueños de la teta del Estado y la Administración, devorándolas compulsivamente, a las que deberían servir y no servirse de ella.

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