Réquiem por un tiempo que ya no es

01 de septiembre 2025 - 03:06

No sé qué ocurre con el concepto tiempo y su socio el espacio. El tiempo vuela, el tiempo va quemando todas las etapas de la vida a un ritmo vertiginoso en un espacio que ya no sabemos bien cuál es, si es el paisaje de siempre, si es una ciudad nueva, si es una capital extranjera. Espacio y tiempo siempre están no sé si enfrentados, pero sí en franca competencia a ver quién puede más.

Es evidente que el más poderoso es el tiempo, que se ha convertido en una fuerza devoradora, devoradora de recuerdos y sobre todo de sentimientos. El tiempo es un nuevo dios que pretende imponerse a cualquier otro concepto filosófico o sociológico. Lleva aparejado su valor económico, aquella frase terrible, “el tiempo es oro”, para quien lo gane, claro. Vivimos la explotación de los minutos. Las nuevas tecnologías son así. Nos hacen querer lo inmediato, querer exclusivamente lo tangible y, sin embargo, al mismo tiempo, hay como un residuo del tempus pasado, una presencia misteriosa de algo que sigue existiendo, pero con máscaras. Veamos un solo ejemplo: La Administración, ¿qué tiempos tiene? Los de siempre, antiguos, e injustos, le han adjudicado las novedades de “escriba un correo electrónico” o póngase usted en contacto por WhatsApp con nosotros. En el fondo es el mismo tiempo pesado, injusto, cruel, especialmente cuando son administraciones que necesitan dar respuestas en un tiempo adecuado.

En un ámbito más cercano, donde tienen más presencia los sentimientos, también el tiempo es devorador, porque es capaz de mandar al olvido lo que en un tiempo vivimos como nuestro presente, como nuestra forma más sensible de estar en el mundo. Si es así, quién pudiera detener, a veces, el tiempo y ubicarse en un espacio donde los recuerdos no fueran nostalgia, sino presencias, una presencia de personas que se ha ido, una presencia de gente que está, pero no la encontramos, una presencia en definitiva de lo que no puede vencer esta atormentada vida acelerada y sin nuestro control personal.

Como decimos de tantas cosas, el tiempo ya no es lo que era. Es una amalgama de pequeños accidentes o incidentes que nos impulsa tal vez hacer lo que fuimos, pero siendo lo que no somos. Es así la modernidad que nos ha tocado vivir en medio de mil contradicciones. Como dijo el poeta: “Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa”. (Lorca, Romance sonámbulo).

stats