Lotta Continua
Francisco Silvera
Una modesta proposición
David Lean se sintió seducido por una novela de Pierre Boule: El puente sobre el río Kwai, y se planteó la ejecución de una película que acabó encumbrándolo. En ella se relata el proceso de levantamiento de un puente por oficiales británicos prisioneros del ejército japonés; fue una construcción efímera, pues se ordenó su destrucción a poco de ser concluida. La película alcanzó tanta fama que aún resulta familiar su banda sonora.
En la bahía de Algeciras no abundan las músicas cinematográficas, como tampoco los puentes y eso que resultan de lo más útiles para vadear el curso de los ríos que desaguan en ella. Hace dos mil años, los romanos tenían claro que eran necesarias estructuras de las que hoy apenas tenemos referencia más allá de la toponimia. Para cruzar el arroyo de Cagancha se erigió un viaducto en la actual Puente Mayorga. Para atravesar el Guadacorte se hizo lo mismo en el enclave barreño aún hoy conocido como Puente Romano. Ninguno de estos dos se pueden considerar milenarios, sino consecuencias del plan de comunicaciones que Jorge Próspero de Verboom diseñó tras la dieciochesca pérdida del Peñón. Sin embargo, el puente romano de más porte y relevancia de la bahía ha sufrido el olvido más absoluto. Alonso Hernández del Portillo, jurado de la ciudad de Gibraltar, se refirió a él a mediados del XVII como una obra especialmente vistosa. Aunque por entonces ya había colapsado, hizo referencia a unos antiquísimos pilares que dieron nombre al vado donde se alzaban. Sobre él discurría la calzada que desde Carteia se dirigía hacia el Cerro Blanco, donde se ubicaría el enclave de Portus Albus. Desde la base del Ringo, la vía cruzaba por el puente el río Palmones para una vez en la orilla contraria dividirse en dos: por un lado continuaba hacia el sureste hasta Iulia Traducta; por otro, hacia poniente, en busca de los Peñones del Cuervo, Ojén y Baelo.
Hoy apenas queda rastro de aquella imponente construcción: solo restos del pilar septentrional envuelto en zarzas y olvido; un kilómetro hacia la costa se alza el único viaducto que cruza el río por esos pagos, el de Celupal, que un día sí y otro también se congestiona con reiterados atascos. En este territorio no somos capaces de poner en valor nuestro patrimonio histórico ni mejorar las infraestructuras contemporáneas. Pocos recuerdan el efímero puente del río Palmones; no ha inspirado película alguna y nadie ha compuesto su banda sonora. Quizás ha llegado el momento.
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