De prefijos

Brindo por las personas que este año han cambiado o cambiarán de los cincuenta a los sesenta (el cambio de prefijo) y la verdad es que nos queda menos que lo vivido. La generación de la "chancla", la que escuchaba a sus padres y abuelos, respetaba a sus mayores. Vivimos unas décadas en las que la música brillaba. Nuestra adolescencia cruzó los ochenta y nos marcó en todos los sentidos; creo que somos unos privilegiados, porque la vida no siempre es amable, a veces nos deja sin aliento, nos falta el aire, algunos días parece imposible seguir adelante. Pero la única verdad es que seguimos aquí y es que la vida son momentos de todo tipo. Ahí radica su magia, por esas cicatrices que deja en nuestros corazones por las cuales entra la luz de cada nuevo amanecer. Bendita "resiliencia" de los humanos a adaptarnos a las vicisitudes, cualquiera que sea su origen. Seguir creyendo en la fuerza del amor y sus virtudes y a los que no nacimos especialmente guapos, recordar que "verbo mata galán".