El paisaje urbano de Algeciras

24 de septiembre 2025 - 03:05

El paisaje urbano de Algeciras, desgraciadamente, tiene una serie de elementos que ya tienden a ser habituales, aunque nunca podamos normalizarlos. Papeleras que rebosan, contenedores soterrados que parecen volcanes en erupción de suciedad y pringue; o los de toda la vida que abren menos que el Coworking municipal; y si abren es con la improvisada ayuda del palo que coloca el buscabasuras de turno; calles compiten en suciedad con vertederos, o con la sección de un zoológico donde se muestran insectos, cucarachas y ratas. Un lujo.

Todo esto a pesar de las decenas de millones de euros que se destinan a la limpieza urbana en el presupuesto municipal y que aportan los ciudadanos con el pago de sus recibos de basura. Pese a ello, la ciudad luce más que nunca, sobre todo en muchos puntos de recogida de basura, como si hubiese pasado un huracán apocalíptico, seguido de una fiesta de botellón permanente, amenizada por Henry Méndez, eso sí.

No sé si hay alguna fórmula matemático-económica que explique cómo se puede gastar mucho para conseguir poco, pero este Ayuntamiento la cumple a rajatabla. No hay duda. Para colmo, la ecotasa crece como la espuma de un detergente, producto limpiador que no sé si se conoce en Algesa. La Mancomunidad justifica el alza porque se recicla poco y lo penaliza el Gobierno central.

No sé si el ciudadano tiene la culpa de que los residuos lleguen al vertedero sin clasificar, sin reciclaje viable. Uno empieza a dudar si Ayuntamiento y Mancomunidad están coordinados, o si el arcoíris de los contenedores en los mugrientos puntos de recogida (amarillo, azul, marrón, gris, verde…) solo sirven para enseñar los colores a los niños, o para comprobar que uno no es daltónico. Desde luego todo apunta que será por eso y no como requisito básico de una gestión moderna de residuos.

Y cuanto mas pagamos, peor; aumenta el presupuesto pero no la limpieza, y uno se pregunta dónde estarán tantos millones, que tirados no, porque ya no cabe nada más en los contenedores, como demuestra el clásico apile en el suelo de bolsas rotas y restos de todo tipo, que tan buena imagen y agradable olor dan. Sin hablar del efecto pegajoso de la mugre en los zapatos, porque para qué gastar en barredoras.

Si la suciedad fuese un mérito deportivo, Algeciras jugaría la Champions. Tantos millones de euros mal usados han conseguido que el ciudadano esté ya cansado, vencido y frustrado. Que demos una nefasta imagen propia de otros tiempos y que no se ve en otras ciudades comparables. Pagamos más pero vivimos peor. Y casi que da igual que se trate de un barrio céntrico o de una barriada periférica: la basura está garantizada. Una igualdad social que, vista así, hasta es de valorar. Algeciras capital.

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