Oxígeno oscuro

Nodulos polimetálicos descubiertos en el verano de 2024 en el fondo de una zona del Océano Pacifico, entre Hawái y México, ponen en duda el origen de la vida. El profesor Andrew Sweetman de la Asociación de Ciencias Marinas de Escocia, ecólogo, biogeoquímico e investigador principal del estudio, ya había observado este proceso por primera vez en 2013. Una enorme cantidad de oxígeno se producía en total oscuridad. En declaraciones a la BBC afirmaba: “Ignoré este hecho ya que me habían enseñado que el oxigeno se produce a través de la fotosíntesis para la cual es imprescindible la luz”. Años más tarde, reconsiderando aquel descubrimiento en la zona de estudio aludida, llegó a la conclusión que aquel oxígeno oscuro podía producirse por la acción de nódulos metálicos naturales que separaban el agua del mar (H2O) en hidrógeno y oxígeno en un proceso llamado electrolisis.

Esos nódulos contenían metales, como litio, cobalto, cobre o níquel y parecían actuar como una batería. La hipótesis fue comprobada en su laboratorio a partir de la recolección de algunos de esos nódulos metálicos. En la superficie de cada masa metálica, había un voltaje de 0,95 voltios (una pila AA tiene 1,5 suficiente para dividir el agua en sus componentes). Si se agrupaban varios nódulos, el voltaje obtenido era mayor. La colaboración de Sweetman con Geiger, otro investigador que ya había descubierto que los compuestos óxidos al combinarse con agua salada pueden generar electricidad, les llevó a concluir que habían descubierto una geobateria natural.

La zona donde se realizó el descubrimiento ya está siendo explorada por varias empresas mineras. La preocupación por la incidencia de estas prácticas en la destrucción de hábitats llevó a 800 científicos de 44 países a firmar una petición que destacaba importantes riesgos ambientales y pedía una pausa en estas actividades.

La cumbre de los océanos de la ONU se celebrará en Niza a principios de junio. El tratado de protección de la biodiversidad marina en las aguas internacionales necesitó 15 años de negociaciones en la ONU para que se adoptara, en junio de 2023. En 2025 el tratado sigue sin entrar en vigor porque no se ha alcanzado todavía el número necesario de ratificaciones de países.

La inestabilidad internacional afecta a la diplomacia medioambiental por lo que ya veremos qué pasa en Niza.