
La esquina
José Aguilar
Por qué no acaba la corrupción
Alto y claro
El principal problema que tiene el PP se llama Vox. Sea por acción o por omisión el partido de la derecha montaraz condiciona las políticas de la gran formación conservadora española. Alberto Núñez Feijóo le podría cantar a Santiago Abascal aquello de la copla: ni contigo ni sin ti mis males tienen remedio. Cuando llegue el congreso que Feijóo ha convocado para el próximo julio, el partido tendrá que haber hecho los deberes y decidir si quiere seguir sumido en una indefinición ideológica que no lo lleva a ningún sitio o clarificar dónde está situado para que nadie se llame a engaño.
El PP actual, aunque ellos no quieran admitirlo, tiene dos almas y si se mira la actitud que mantienen con respecto a Vox los más importantes líderes territoriales, Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno, queda claro que Feijóo tendrá que optar por la estrategia de la presidenta madrileña o por la del presidente andaluz. Este será el gran debate del congreso que celebrarán a primeros de julio y que, teóricamente, deberá dejar al partido en condiciones de disputar unas elecciones generales en las que tiene muchas papeletas, o al menos eso dicen las encuestas, para llegar al Palacio de la Moncloa.
Díaz Ayuso jugó en Madrid a sustituir a Vox, a ocupar su espacio y no dejarle hueco libre. En algunas medidas no es que emule a los de Abascal, es que los deja atrás. A eso se une un márquetin político basado en la exaltación de un liderazgo a pruebas de bomba, con el que no duda, además, en competir con Feijóo en el escenario nacional.
Moreno en Andalucía hizo todo lo contrario. Dejó a Vox en su sitio y se dedicó con éxito a ensanchar la base social de los populares andaluces quedándose con todo el espacio de centro y arañando incluso apoyos en la izquierda más templada. Lo hizo aplicando una política sin estridencias y un liderazgo suave pero firme. Tuvo a su favor que enfrente tenía, y tiene, un PSOE desarbolado y en una profunda crisis de identidad.
A los dos, a Ayuso y a Moreno, le salió bien la apuesta. Ambos tienen una mayoría absoluta cómoda en su región y perspectivas claras de revalidarla. Feijóo, que lo tiene más difícil porque su figura política tiene perfiles mucho menos atractivos, tendrá que decidirse por el modelo de Madrid o por el de Andalucía. Lo que no puede es seguir en terreno de nadie sin que sepamos, por muy gallego que sea, si va escalera para arriba o escalera para abajo.
También te puede interesar
La esquina
José Aguilar
Por qué no acaba la corrupción
Postdata
Rafael Padilla
Pocos, pero demasiados
Las dos orillas
José Joaquín León
Pedir perdón
Ad Hoc
Manuel Sánchez Ledesma
Las avispas de Darwin