Las mujeres destapan las carencias del SAS

Las causas en las lagunas del SAS habría que buscarlas en la gestión y la falta de personal a la vez que en los protocolos

Las mujeres destapan las carencias del SAS
Las mujeres destapan las carencias del SAS / Dpto. de Diseño

05 de octubre 2025 - 06:31

LA polémica sobre el programa de detección precoz de cáncer de mama estalla ahora, pero las mujeres llevan años denunciando su calvario. La consejera Rocío Hernández por lo visto no tenía idea, lo que invita a pensar que sus predecesores no la pusieron al corriente. Lo más grave es que los errores no se reducen al cribado: también se registran retrasos en el seguimiento de casos ya confirmados porque oncólogos y radiólogos no dan abasto. Ampliar el programa desde los 45 años, como anuncia ahora la Junta, servirá de poco sin recursos. El problema es estructural y sólo se solucionará afrontándolo por derecho, como en otros ámbitos de la sanidad. Anestesistas, traumatólogos y, entre otras especialidades, dermatólogos se reducen la jornada para ganar más en la privada, lo cual es legítimo. Y el SAS lleva décadas sellando conciertos con las clínicas donde trabajan estos mismos médicos -porque es incapaz de cubrir sus huecos- para recortar las listas de espera. Si la privada saca partido a su gestión con mejores sueldos, ¿por qué el SAS no es más eficiente? Las causas habría que buscarlas en la gestión y la falta de personal a la vez que en los protocolos.

Hernández es una profesional, pero se condenó al hablar de “tres o cuatro casos” y señalar a las mujeres por airear sus situaciones. Elevó la indignación al seguir el catecismo político imperante como si aquí no pasara nada y el personal careciera de criterio. Ya lo vimos en los casos del director general de Pesca y del delegado de Desarrollo Educativo, que no entendía para qué necesitan los autistas a personal especializado. Nada tendría de particular que se hubiera cortado de raíz con los dos. Es lo que se espera del Gobierno del cambio. Moreno no tuvo otra que dejar a su consejera en evidencia, pedir perdón y anunciar una auditoría para depurar responsabilidades. Su destitución es más difícil en el país donde Mazón no dimite y no pasa nada. Por fin, el SAS llamará a las dos mil mujeres a las que aún no les han explicado los resultados de sus pruebas. Primero se nos dijo que se vigilaba su evolución, pero que falló la comunicación, de ahí que fuesen las últimas en enterarse. El presidente metiéndose en un jardín añadió que el sistema no informaba para evitarles “la ansiedad”. Lo claro y manifiesto se explica solo. El cribado funciona, pero no nos gustan las malas noticias. Si hubiesen oído a las mujeres para corregir las pruebas y contratar a más personal, la realidad sería otra. Las cosas irían mejor si los dirigentes se pasaran por el otorrino de vez en cuando.

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