¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Objetivo Opus Dei
Llamadme retro, o como dicen los modernos, vintage. Soy de la vieja escuela, sí, lo reconozco, no hay color entre tomarte un café en una terraza con tu periódico en papel, pasando sus hojas, y hacerlo a través de la pantalla de un móvil. El tiempo se detiene entre sus páginas, textos e imágenes.
La lectura del diario es un diálogo incesante que se convierte en ritual tan sencillo como mágico por la experiencia sensorial de la exégesis. En este mundo nuestro, cada vez más digital, la fuerza de la tinta y la verdad del papel siguen teniendo su público, entregado y fiel.
Decía Nicolás de Avellaneda: "Cuando oigo que un hombre tiene el hábito de la lectura, estoy predispuesto a pensar bien de él".
Y con esto no trato de abrir un debate sobre la manera de leer las noticias, así que volveré al kiosco del barrio y quiero continuar haciéndolo. Quid pro quo.
También te puede interesar
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Objetivo Opus Dei
Quizás
Mikel Lejarza
La Traca Final
Lotta Continua
Francisco Silvera
Jueguificación
El mundo de ayer
Rafael Castaño
El efecto Kuleshov
Lo último
Óscar Velasco | Chef
"La presión no está en las estrellas, se sienta a la mesa"
El parqué
Jaime Sicilia
Descensos moderados
Tribuna Económica
Carmen Pérez
Escapar del estancamiento
La tribuna
Un dilema difícil