Más que Jeremías

29 de agosto 2025 - 03:05

Todo dirigente en guerra que no tenga la voluntad expresa y manifiesta de acabarla, debería ser considerado un criminal y juzgado. Si la guerra se limitara al intento de eliminación de estos malhechores, hasta podría entenderse... pero se hacen contra una población a la que, en realidad, ni le va ni le viene. Cualquier intento de justificación o comprensión hacia Netanyahu o Putin o Trump (la misma mierda), pero también hacia Zelemsky o Hamas o el resto del planeta que bailamos como en la cantina del Oeste los disparos del vaquero, es la asunción del aniquilamiento.

Más allá de los atentados de octubre, Netanyahu debe ser detenido y juzgado como un criminal de lesa humanidad por el bien del planeta. Aprovechar sus propios muertos para conquistar, ocupar y exterminar es el despliegue de la mente de un asesino; si para colmo lo hace arrasando, matando a los menores y provocando una hambruna, bajo la inspiración mesiánica (poco apropiada esta expresión) de un supuesto mensaje de un Dios al que gusta que le entregues en señal de amor un trozo de tu churra: dónde coño cabe aquí la tolerancia y el respeto a las creencias, por encima de lo primordial.

El problema de las religiones es que en cuanto las sacas del ámbito de lo privado, como los pedos, tienden a destruir a los “equivocados”. ¿Hasta cuándo vamos a seguir con la pantomima, con el miedo a decir la verdad sobre las religiones? La historia de la Infamia se escribe con letras sagradas, nada ha hecho más daño a la humanidad que los monoteísmos y las castas sacerdotales, no se me ocurre un mal que no esté vinculado a ellos.

No hablo de política, de estrategias, de patriotismo o de la necesidad de defensa de nadie, hablo de maldad: intento no decir Israel todo el tiempo porque hay unos culpables concretos a los que señalar, e igual que llamamos inocentes a los muertos no podemos culpar a los vivos, somos todos víctimas de pervertidos incapaces... Netanyahu no ha hecho de momento campos de exterminio, porque ha convertido Gaza en uno ahorrándose los arquitectos; su crimen abyecto merece el rechazo mayor como el de otros criminales de la historia.

“La lengua del niño de teta de sed se pegó a su paladar: los chiquitos pidieron pan no hubo quien se lo partiese”, “Más dichosos fueron los muertos a cuchillo, que los muertos de la hambre: porque estos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra”, “Conviértete, oh Israel, a Jehová tu Dios: porque por tu pecado has caído”.

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