El fallecimiento en la madrugada del pasado lunes del jimenato Francisco Rebolledo Barreno (Quico Rebolledo para sus innumerables amigos) ha producido una fuerte ola de conmoción que ha llegado más allá del Campo de Gibraltar, recorriendo toda la península a través de los corazones de las muchísimas personas que sentían por él un profundo cariño y una gran admiración por su activismo y compromiso con el medio ambiente.
Las condolencias a su familia y hacia Agaden, asociación de la que fue cabeza visible en Jimena, continúan llegando desde colectivos y personas de toda la geografía nacional, algo que no debería sorprendernos conociendo la trayectoria y la condición humana de Quico.
Se nos fue demasiado pronto, siendo un referente insustituible en la defensa de la naturaleza en nuestra provincia. El río Hozgarganta, su río, pero también otros como el Guadiaro y el Genal, así como nuestras sierras y bosques, y también la vida en las orillas y profundidades del Estrecho, están también conmocionados.
No corren con la misma alegría sus aguas, no respiran y nos brindan su oxígeno con la misma intensidad los quejigos, alcornoques, brezos y ojaranzos, y las ballenas entonan sus cantos de tristeza en el estrecho seguidas por oleadas de delfines que estos días no saltan sobre las olas, sólo acompañan el discurrir de las corrientes.
Lo sentimos así porque resulta imposible imaginar que la vida, en esta tierra nuestra, pueda ser ajena a la muerte de quien la defendió con tanta energía y vocación, con tanto compromiso y devoción.
Quico no sólo fue un activista defensor de la naturaleza, valiente y luchador, también fue una persona alegre, leal, honrada e íntegra, que fue dejando huella en los corazones de quienes tuvimos la suerte de conocerle y compartir vida con él.
De su mano, los valores de la nueva cultura del agua llegaron hasta el Campo de Gibraltar. Una forma de entender que el agua, y por tanto los ríos y acuíferos, no son un recurso a explotar, sino bienes a proteger para que podamos hacer uso de ellos los seres humanos y el resto de los seres vivos, ahora y también por parte de las generaciones futuras.
Recordar a Quico es recordar que, gracias a él, el río Hozgarganta sigue siendo uno de los pocos ríos vírgenes que nos quedan en la Península Ibérica, como también lo es el Genal. Es recordar muchas luchas en pro del medio ambiente, como las manifestaciones contra “el cable” en Tarifa, el trasvase Guadiaro-Majaceite o contra proyectos insostenibles de campos de golf y desarrollos urbanísticos. Pero a su compromiso con el activismo se le sumó siempre su compromiso social, trabajando en positivo, derrochando entusiasmo y llevando la educación ambiental como estandarte.
Con su esfuerzo y el de sus compañeros de Agaden nació La Casa Verde en Jimena, un centro cultural en el que la educación ambiental compartió espacio con la difusión de los valores naturales de la comarca. También se ofreció como sede o lugar de encuentro a multitud de entidades y asociaciones de ámbito nacional que, llevando allí sus actividades, llevaban a la vez sabiduría y debates enriquecedores para Jimena y el Campo de Gibraltar.
Te echaremos mucho de menos Quico. Confiamos en que tus esfuerzos en el ámbito de la educación ambiental tengan cuanto antes sus frutos en personas capaces de rellenar, aunque sea entre muchos, ese enorme hueco que has dejado. Mientras tanto, los que nos quedamos en este lado de la vida, al fin y al cabo, la muerte es parte de la vida, así lo creíste siempre, nos esforzaremos por recordarte y honrarte siempre, manteniendo firme y ondeante tu bandera de valores y defendiendo tu legado. Descansa en paz compañero.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios