Yo, que estoy en una fase de mi vida en que si el grifo gotea sus razones tendrá, sigo sorprendiéndome de la ingenuidad de gran parte de la humanidad. Por ejemplo, estamos desde hace años con el tema de Reino Unido, el Brexit... y el Gibrexit, con todas las trampas donde hasta los más avezados caerían. ¿Libre circulación de personas y mercancias, jubilación, desempleo...? Un conjunto de zancadillas que no preocupan más allá de Guadiaro o de Tarifa pero que son el pan nuestro de cada día para los de por aquí cerquita.

Convivimos con una realidad compleja, para algunos humillante y para muchos más única solución económica, en que las interacciones son constantes, el movimiento de personas y de dinero es imposible de cuantificar y el impacto socioeconómico es simplemente inmenso. Y desde luego que a problemas complejos nada de soluciones simples. Y ahí tenemos el cierre de la Verja a finales de los 60 como exponente de la estupidez extrema y manifiesto de que el "miscojonismo simplista" no lleva nunca a nada bueno.

Recordemos que el movimiento a favor del Brexit surgió de una descomunal sarta de mentiras desparramadas sobre todo por el señor Nigel Farage. Dicha postura fue poco despues del Referéndum revelada por el mismo Farage (otro discípulo más de Bannon, estadounidense adalid de todos los neofascismos y sostén "ideológico" de Trump), sin que dicha confesión tuviera la más mínima repercusión en el proceso.

Y, ya puestos a recordar, a lo largo de la historia Gran Bretaña ha estado en guerra con más del 80% de los países de la Tierra y no precisamente porque los otros amenazaran sus fronteras. En dichas guerras han cometido genocidios en todos los continentes conocidos y por conocer, presentándose a sí mismos siempre como las víctimas (primer mandamiento de cualquier genocida, obviamente). Una pena que no hubiera más balcones en Australia, Norteamérica o la misma Irlanda para mitigar sus actuaciones.

Como consecuencia de esa política de invasión, genocidio y saqueo, ha firmado decenas de tratados internacionales, de los que ha incumplido los que le ha dado la gana cuando le ha dado la gana.

Así pues, en esta situación me resulta especialmente ingenuo el pensar que ni siquiera uno de los cuervos moradores de la Torre de Londres vaya a creerse que cualquier tratado, acuerdo o convenio va a ser respetado por esos señores de flema y té ya que desde el principio han venido rebajando cualquier expectativa de hacer cumplir lo que ellos previamente habían firmado con la Unión Europea.

Así que para mí el tema no es si van a incumplir también cualquier tratado sobre el Brexit y Gibraltar, sino en qué momento va a producirse el incumplimiento. Y no hay llave inglesa que valga para este grifo averiado.

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