Lotta Continua
Francisco Silvera
Una modesta proposición
La Historia nos ayuda a entender lo que nos ocurre y a prever lo que puede llegar a ser el futuro. De ahí que conviene conocerla y estudiarla. Aristóteles dijo que un humano que desconoce lo que ha ocurrido en el pasado, es como un niño. Alguien inocente e ilusionado, pero carente de conocimiento alguno y con todo por aprender. Ninguno de nosotros dejaríamos el asiento del conductor de un viaje largo, a alguien sin el carné de conducir. Pero si bien es necesaria conocerla y aplicar las muchas enseñanzas que nos aporta, la historia no puede ser un ancla que nos deje varados en tierra, por mucha seguridad que nos del estarlo, porque la vida es movimiento y cuando dejamos de movernos, nos convertimos en piedras con ADN.
Y últimamente nos está invadiendo una ola de nostalgia por el pasado, que comienza a ser peligrosa, puesto que da la impresión de que estamos empezando a creer que conducir bien pasa más por mirar al retrovisor, que por hacerlo hacia adelante. Hay múltiples ejemplos de esta extraña tendencia que reivindica el ayer como lo mejor que nos ofrece el presente. La gira musical del año y de lo que llevamos de década, es la de los siempre enfadados entre sí hermanos Liam y Noel Gallagher, es decir, Oasis; un grupo con más actitud que canciones, que tocaron el techo de su creatividad allá por el primer lustro de la década de los noventa. Desde entonces no han vuelto a escribir nada memorable, pero lo que se lleva entre los adultos de espíritu joven, es verlos y luego comentar que “hasta se abrazaron en el escenario”. Algo similar a lo que hacíamos sus mayores cuando íbamos a ver a los Stones, salvando la abismal distancia entre el catálogo de Jagger y Richards respecto a los chicos malos de Manchester.
El cine, que en esto de envejecer lleva ventaja respecto a otros lenguajes que cuentan historias con imágenes, anda reivindicando al Tiburón de Spielberg estrenado hace seis décadas. Los medios han rescatado a Felipe González como la luz y guía para salir de la crisis socialista, cuando sólo queda de aquel presidente su ansia de notoriedad, pero ninguna de sus ideas. Y de Feijóo dicen que es parecido a Rajoy. El futuro comienza hoy. Esa es la actitud. No lo dejemos para mañana, de acuerdo; pero mucho menos, para ayer.
También te puede interesar
Lo último