El futuro de Europa (I)

25 de mayo 2025 - 03:08

Europa se encuentra en una situación verdaderamente comprometida. El proceso de desglobalización que han iniciado las grandes potencias, centrando su preocupación en su seguridad económica y en sus intereses nacionales, el hecho de que hoy nos encontremos ante un cambio radical en la estructura mundial, el ascenso de potencias como China, India, Arabia Saudí, Turquía e Irán o la triste realidad de un mundo en el que proliferan los conflictos en los que se ignoran absolutamente las reglas del derecho internacional (Ucrania o Gaza, por ejemplo), colocan al proyecto europeo ante una coyuntura compleja, incluso agravada por el desafecto de su aliado tradicional, los Estados Unidos, dirigidos ahora por un Trump al parecer dispuesto a dar la espalda a la gran mayoría de las instituciones internacionales.

Podemos señalar, con el preludio del Brexit, la invasión rusa de Ucrania en 2022 como punto de inflexión en el prestigio y en la influencia internacional de Europa. Enseguida, el segundo mandato de Trump nos dejó muy claro que Washington ya no era ese aliado predecible que Europa creía tener. La crisis de la OTAN que nos impone la obligación de hacernos cargo de nuestra defensa, inicia un período de discusión interna que sin duda está tensionando las costuras de una comunidad en la que conviven ideologías, sensibilidades y prosperidades dispares.

Ha de reconocerse que la Europa posnacional, adalid del estado de bienestar, pacífica y solidaria, no nació con vocación de liderazgo. Muy al contrario, los europeos no se asociaron por idealismo, sino por necesidad. Fue la reacción ante el horror provocado por los totalitarismos y por la propia pervivencia de uno de ellos, el soviético. De ahí que en la Unión Europea convivan una comunidad de valores junto a una diversidad de enfoques. Esto explica que aún coexistan europeístas convencidos y euroescépticos, otra piedra más en el camino.

Cuestiones como la independencia energética o la mayor integración de los Estados europeos en un poder supranacional se plantean ahora de modo urgente, insertadas además en una derechización que avanza en muchos países comunitarios

Frente a tantos problemas externos e internos, si Europa quiere mantener su estatus geopolítico y abanderar el futuro del continente, tendrá que optar por una actitud política clara, consensuada y categórica en ambas esferas. Sin muchas esperanzas, me ocuparé de sus opciones el próximo domingo.

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