Lotta Continua
Francisco Silvera
Una modesta proposición
Antes del inicio de la temporada de quemas, este año el 1 de noviembre, tuve que atravesar tres provincias andaluzas para un asunto. De noche, cuando el aire se adensa y le cuesta subir: el olor a carbonilla durante cientos de kilómetros era constante, eso sin contar que cada poco tiempo las cunetas, medianas o alrededores de las calzadas mostraban las cicatrices negras de los fuegos de verano.
Llueve. Ya han echado a buena parte de la plantilla contra los incendios forestales. Y a todo el mundo importa una mierda. Llegado el invierno, el espectáculo de las riadas negras de ceniza recorriendo cauces y pueblos parece regocijarnos; los campos se llenan del humo denso de la chasca quemada, el olor penetrante del carbón mojado se hace perenne, confundido ya el fuego de invierno con el estivo.
El Consejero que prometió dignificar las condiciones de los bomberos no cumple; el que parecía que iba a aplicar eso de que los incendios del bosque se apagan en invierno, no cumple; es el mismo político profesional al que han puesto como cancerbero de Sanidad para evitar el sangrado de votos que Moreno Bonilla, el poli bueno del PP, parece temer por los cribados de cáncer, y da la impresión de que nuestro pacífico y moderado presidente ha optado por una fiera a quien no importa su imagen pública siempre que traslade miedo y autoritarismo, si hay que destruir a las mujeres que denunciaron, sigamos el ejemplo de Trump: Ataca, baby, ataca.
Las quejas por la antigüedad o la estabilidad en el trabajo de los bomberos forestales no es que sean justas, sino que son una vergüenza para la Junta y, para mí, que he sufrido los incendios, deberían derivar en responsabilidades penales, como lo de los cribados, porque una cosa es la negligencia y otra la gestión dolosa, aquella se podrá limitar a lo administrativo, pero cuando tú sabes que los retrasos en los diagnósticos matan a gente y no pones los medios... eso es criminal.
Moreno, y lo sabe, podrá ganar otras elecciones con más o menos dificultad, pero ha alcanzado su cénit; ya sólo le queda caer. Debería preparar su salida, una retirada a tiempo. La Junta es un desastre, no por la inversión, que no nos engañen, sino por la forma de gestionar cortijera e indiferente a la ciudadanía, eso de que lo público es como una empresa que se lo cuenten a quienes no tienen servicios en sus pueblos; lo público es gestión de derechos.
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