Crónica personal
Pilar Cernuda
Una sentencia destinada a Conde-Pumpido
Cuando una persona o un gobierno se siente acorralado busca posibles salidas para salir del paso y procurar seguir adelante. En estas alternativas de búsqueda hacia la mejor de las salidas, a veces se obvia la realidad y se puede dar algún traspié, lo cual en nada mejora el objetivo de dejar atrás aquello que nos hizo ser el centro de las críticas.
Digo yo que quizá lo mejor sea apartarse y dar una solución en la que no se contemple la continuidad de un mal que ha causado daño y desgaste.
Vamos, que es de sabios saber leer las cartas con las que se juega y dar un paso atrás para quedar como un señor o señora, según sea el caso.
El señor Rufián anda buscando alianzas para formar un frente de izquierdas, pero ahí apuntaría a un problemilla: ¿quién lideraría ese frente de izquierdas y nacionalista? También convendría citar que no todos los nacionalismos son de izquierda, también los hay de derechas, muy de derechas.
De todas formas eso de los frentes no me acaba de gustar, pues me recuerda los frentes de guerra, y como dice la canción en el Frente de Gandesa... canción popular de la guerra civil española que aunque se mantiene como propia del frente republicano se cantaba en los dos frentes y en especial en la batalla del Ebro. Dos frentes donde desde las trincheras se hablaban e incluso se preguntaban cosas del pueblo. También derramaban lágrimas a escondidas y luego se tiroteaban. Si como se proclama a los cuatro vientos vivimos en una democracia y nuestro estado es democrático, llegado el caso habría que afrontar unas elecciones democráticas desde el respeto, llevando un programa amplio y claro, donde la verdad sea la bandera de todos. Debatiendo y haciendo una campaña limpia. Los acuerdos deben de ser postelectorales, pero las campañas políticas deben ajustarse a una realidad postelectoral.
No vale decir una cosa y luego hacer lo contrario, eso es tomar el pelo a los electores. Demos nuestra confianza a los políticos, suponiendo que su honor está por encima de todo y buscan el bien de los ciudadanos. Llamo a los ciudadanos a no perder la confianza en la clase política, pero eso sí, castigar a aquellos que hacen de la política su negocio particular con el ostracismo más absoluto, es decir, negándoles su voto.
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