La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El fracaso de Feijóo sin paripé

El problema de Feijóo es que carece de credibilidad porque subordina los principios al ansia de poder a toda costa

No es ningún paripé –contra lo que opinó la portavoz Rodríguez– el proyecto de investidura de Núñez Feijóo, sino el intento de cumplir un mandato del Rey estrictamente constitucional y acorde con los resultados electorales. Cuando fueron consultados, Feijóo llevaba amarrados 172 votos y Pedro Sánchez 150 y tantos (PSOE, Sumar, Bildu y BNG). ¿Qué otra cosa podía hacer Felipe VI?

Ahora bien, la investidura del líder del PP está abocada al fracaso. Más bien, ha fracasado ya. Necesitaría cuatro escaños más, los necesita desde la misma noche de las elecciones, y no va a tener ninguno, aunque haya sido capaz de ofrecer a Pedro Sánchez una propuesta sensata y razonable: legislatura de dos años, seis pactos de Estado entre PP y PSOE y gobierno con independientes. Sensata, razonable... e inviable en un país polarizado y crispado conducido por líderes como ellos dos.

El problema básico de esta iniciativa de última hora es que Feijóo carece de credibilidad tras su peripecia de los últimos meses. Ha demostrado reiteradamente que sus principios son muy flexibles, y sus políticas, cambiantes según lugar y tiempo. Lo único firme en él es que siempre actúa a su conveniencia. A ella lo supedita todo.

Veamos. Basó toda su campaña en la derogación del sanchismo y ahora, de la noche a la mañana, pide a Sánchez que le deje gobernar pactando. Exigió tras el 28-M que gobernase la lista más votada y se alió con Vox en Extremadura, Canarias y muchos ayuntamientos para sabotear la lista más votada (socialista). Defiende la autonomía de su proyecto de centroderecha sin ataduras, pero comparte gobiernos y ayuntamientos con la ultraderecha sin fijar los límites de esa colaboración (violencia de género, cambio climático, LGTBI). Denuncia y recurre el fraude del PSOE y Sumar al prestar diputados a Junts y ERC para que tengan grupo parlamentario, más dinero y más protagonismo, olvidando que el PP hizo lo mismo años atrás con otros grupos y planteándose hacer lo mismo ahora en el Senado. Veta en las negociaciones para la investidura a Bildu y se dispone a hablar con Junts, encabezado por un prófugo al que ha considerado –con razón– el actualmente más dañino enemigo de España. Esta falta de solidez no es fruto de la ignorancia ni la incapacidad, sino del oportunismo y la ambición irrefrenable de poder.

¿Un gobierno pactado entre los dos grandes partidos que reúnen 258 de los 350 diputados? Imposible con Feijóo y Sánchez. Esta es la desgracia de España.

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