Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
Colóquese una camisa sucia o algunos andrajos en un tonel abierto que contenga unos pocos granos de trigo y a los 21 días aparecerán ratones. Habrá hembras y machos adultos y serán capaces de aparearse y producir más ratones". En contra de lo que pudiera parecer, esta antigua "receta" para producir roedores no se la debemos a ningún brujo o embaucador de feria; su autor fue un famoso científico que realizó importantes contribuciones a la ciencia: Jan Baptista van Helmont. Este químico belga fue el primero que diferenció los conceptos de gas y aire; quién identificó el dióxido de carbono y el óxido de nitrógeno y un pionero a la hora de aplicar la química a procesos biológicos como la nutrición o la digestión (en cierta forma, fue el primer bioquímico). Sin embargo... nadie es perfecto y el talón de Aquiles intelectual del bueno de Jan Baptista era el ser un fanático creyente en la "generación espontánea" de la vida. Es más que probable que como científico que era, sometiese a verificación su extraña fórmula y, presumiblemente, en un descuido los roedores (una especie extraordinariamente abundante en la época) se le colaron en el barril y le falsearon el experimento. Para Helmont lo fundamental del ensayo era el sudor de la camisa ya que suponía que este era el que infundía la "fuerza vital" que lograba que aparecieran, de la nada, los dichosos ratones.
Casi 4 siglos después y obviando las abismales diferencias entre la ciencia y la política, pareciese como si nuestros dirigentes estuviesen empleando argumentos parecidos para convencernos de las bondades de sus promesas económicas. El gobierno y, no digamos nada, la oposición alardean a diario de unas propuestas que en el mejor de los casos son tan inverosímiles como los ratones de van Helmont. En un país de paro galopante y pobres recursos, prometen la creación de millones de empleos, la subida del salario mínimo y las pensiones, una universalizada ley de dependencia, vivienda para todos, energía ecológica -por supuesto subvencionada- y como piedras angulares de tan milagroso estado del bienestar unos sistemas educativo y sanitario entre los mejores del mundo. Todo ello, nos aseguran, sin subir impuestos y aumentando el gasto público en especial en el apartado de soldadas y prebendas destinadas a cargos políticos y allegados ( el equivalente, podría decirse, a la "fuerza vital" de van Helmont). Fue Pasteur el que con su famoso experimento de los dos matraces acabó, a mediados del XIX, con la hipótesis de la "generación espontanea". A pesar de antojarse tarea más sencilla, los españoles estamos a la espera del economista que nos convenza de que la riqueza tampoco se genera espontáneamente.
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