
El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tiempo roto
El servicio militar fue abolido en España en 2001. No dábamos crédito a que hubiera sido cosa del presidente Aznar. Después, nos enteramos de que se lo había impuesto Jordi Pujol, en 1996, para permitirle acceder a la jefatura del Gobierno.
En la mili no te preparaban muy bien para la guerra, la verdad. Se hacía lo que se podía, imagino, con esos reemplazos de jovencillos a los que había que convertir en máquinas de matar en unas semanas de instrucción en los CIR. Los resultados eran discretos y la permanencia en filas se convertía en una incómoda aventura de supervivencia a las putadas de los veteranos, las agotadoras guardias y las maniobras con fuego real. Obtener un pase de pernocta o un destino en la Plana Mayor de Mando del regimiento hacían más llevaderos los meses de indumentaria castrense y cómodas botas negras, siempre bien lustradas.
Pero, en la monótona vida cuartelera, siempre se cruzaba una celebración de Santa Bárbara/Inmaculada/Santiago/Virgen del Carmen o de Loreto, la visita del general o cualquier otra desdicha. Entonces, los suboficiales sacaban el ardor guerrero y te hacían desfilar como Dios manda. A ver qué compañía/batería/escuadrón era el más marcial, el más vacilón. ¡Qué cruz! Calor, heladez, lluvia… Daba igual. El día del desfile aquello salía de manera brillante, por la cuenta que le traía a todo el mundo.
Hace unos días, en Washington, el impresentable Donald Trump ha celebrado su cumpleaños con el desfile militar más chungo que se recuerda. Allí no se suelen realizar, ya que lo consideran propio de dictaduras como la URSS o Corea del Norte. Ha resultado bochornoso observar las irregulares formaciones de marines, descoordinadas en el paso y el braceo, pasando ante la tribuna presidencial. Y, si una desfilaba de manera irregular, la siguiente resultaba más calamitosa aún.
Otro ridículo para el megalómano ocupante de la Casa Blanca, con el que completar la fama que se ha ganado de golpista contra su propio Capitolio, desastrado activista por la paz, ruinoso dirigente económico, abusón con los débiles, xenófobo, machista, negacionista, amenaza creciente para la democracia de su país, ignorante en grado sumo y con la elocuencia de un crío de 5 años. El gran modelo para los ultras europeos.
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