Ad Hoc

Manuel Sánchez Ledesma

A cuerpo de rey

07 de agosto 2013 - 01:00

SI a propósito de alguien oímos la expresión "vive a cuerpo de rey", deduciremos que el aludido lleva una vida lujosa, repleta de comodidades y, probablemente, improductiva.

El dicho es sin duda atinado si los monarcas que se toman como referencia son los españoles dado que, a partir de los Reyes Católicos y con contadísimas excepciones, la mayoría han sido, además de unos pésimos estadistas, unos inconscientes tan soberbios como ignorantes y, para colmo, increíblemente costosos. Sin ir más lejos, la infanta Cristina es un paradigmático ejemplo de lo que significa "vivir a cuerpo de rey" al haber sido nombrada por la Fundación de "la Caixa" -¡oh casualidad!- nada menos que directora de su Área Internacional encargada de coordinar sus programas con los de las agencias de las Naciones Unidas que tienen su sede en Ginebra, para lo cual, como es lógico, trasladará su residencia -y la de sus hijos- a la exclusiva ciudad suiza. Aunque -históricamente hablando - los miembros de la realeza española no han destacado precisamente por su agudeza intelectual (Carlos II, por ejemplo, desenterraba los cadáveres de sus parientes para abrazarlos con la esperanza de que la "maniobra" le remediase su infertilidad; Felipe V -otro crack- no se cortaba el pelo ni las uñas por miedo a los hechizos y deambulaba por los pasillos de palacio intentando montar a los caballos representados en los tapices; Luisa Isabel de Orleans, esposa del efímero Luis I de Borbón y nuera del de las greñas, era una especie de "protofriki" que gustaba de pasearse desnuda y de eructar y ventosear en público…) es, a pesar de todo, de justicia concederle a la infanta la "presunción de inteligencia" y admitir que sean el mérito y la capacidad las virtudes que han visto en ella los "linces" de "La Caixa" a la hora de contratarla -entre tanto parado- para tan importante -y seguro que muy bien remunerado- trabajo. Infortunadamente, un hecho -cierto- siembra la duda sobre la inteligencia de la interfecta: los jueces no la consideran imputable en el caso Nóos, aun habiendo formando parte de la junta directiva de la estafadora empresa que fundó su marido el malandrín duque… "empalmado". Peliagudo dilema: si creemos a la justicia entonces la infanta es tonta, poco más que un florero en el despacho de su consorte. Si por el contrario creemos a los banqueros es la cómplice de un delito que pone tierra de por medio para eludir a la ley. La solución… otro atributo de "vivir a cuerpo de rey": ¡la impunidad!

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