La criba

24 de octubre 2025 - 03:05

Que el asunto de los cribados de cáncer en Andalucía es ideológico, lo prueba el hecho de que nuestro yerno favorito, Moreno Bonilla, haya nombrado al mando de Sanidad a uno de esos políticos estentóreos. No a un técnico, a un profesional que conozca el área, no: al que da miedo. La teoría dice que el político es un servidor público, la práctica demuestra que cuando trinca el poder y sus consecuencias y aprende a manejarse, se convierte en directivo chungo de una empresa llamada “el partido”. Antonio Sanz es el Mario Jiménez del PP, Jiménez es el Sanz del PSOE. Se les distingue porque siempre están, salvo procedimientos penales que los desvirtúen; este tipo de políticos tienen como profesión sobrevivir y hacer sobrevivir, pase lo que pase resisten sabiendo que no pueden ir a primera línea porque están para soportar al líder... ese es su poder; muchas veces el líder no lo sabe y cree que manda, pero no sin ellos. Recolocarse. Deben fidelidad al que toque, nunca han sido del que se fue.

Ora por lo que saben, todo de todos, ora por lo que manipulan, relajando el trabajo del amado líder supremo, son indispensables en el organigrama. El gesto autoritario se les notará en gestiones que no son delitos pero extrañan, no se sabe por qué: alquiler de coches para incendios forestales más apropiados para ir al cortijo a ver cómo los de la gleba han preparado la montería de este finde, y no pasa nada, porque ilegal no es; una protesta continuada de bomberos forestales, pues silencio total y a lo suyo, chalequito MacGyver y cara seria.

Sanz ha tenido, cuidado que esto no ha acabado, una suerte terrorífica respecto de sus amigos de Galicia o Castilla y León; los incendios en el monte andaluz no han sido escandalosos, a pesar de que la Consejería no ha movido un dedo: pregunten a los profesionales, den una vuelta por cualquier camino agreste, a la Junta ni se la siente ni se le espera, va gracias a los funcionarios; el paso de Sanz por la extinción se podría resumir en lo que ha gastado, nada reseñable. El campo no interesa a nadie, pero la salud... cuidado, Sr. Sanz, acusar a las víctimas en vez de atraerlas es un gesto feo, frío, burocrático, amplifica la culpa de la gestión, la mala leche que va dentro vale para dar miedo aunque se sea inútil para dar soluciones. En Sanidad lo va a quemar como lámpara a una polilla. Ahora ha iniciado su carrera política y la ha cagado el primer día, por el bien común: que sea corta.

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