NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
En mi anterior “de Almuniat” me refería a la corrección política de la reforma del Reglamento del Congreso de los Diputados, que así es como se sigue llamando, y no Reglamento del Congreso, para su adecuación al lenguaje inclusivo de género. Pretendo ahora ahondar más en ello. La reforma alcanza a 160 preceptos de los 207 que tiene el Reglamento del Congreso de los Diputados, además de las disposiciones derogatoria, cinco finales y cuatro transitorias. Pero esta reforma solo busca visibilizar a la mujer, al género femenino en el texto, aun a costa del sacrificio de la corrección gramatical, que no política. Prima la conveniencia política del momento. Si no se está de acuerdo, se es machista o se está en contra de la igualdad entre el hombre y la mujer, perdón entre la mujer y el hombre, que sí, el orden de los factores sí importa, no vaya a ser que coloquemos a la mujer en posición de insignificancia, como dice la exposición de motivos.
La reforma es puramente estética, de maquillaje nada más. Si de verdad quieren visibilizar la significancia de la mujer en la sociedad actual, sean los/as congresistas valientes y feministas de verdad y reformen la Constitución en este asunto como hicieron en 2024 (que ya tardaron ¡eh!) con el artículo 49 cuando suprimieron la expresión disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos. Supriman toda referencia a “de los diputados”, y dejen a solas “Congreso” en los artículos 66, 86, 90. 92, 99, 108, 112, 113, 116 y 122.
Aunque se dice en la exposición de motivos que “se busca eliminar expresiones o estructuras lingüísticas que excluyan o invisibilicen a … las mujeres”, lo cierto es que en el texto aprobado se sigue hablando de Ley del Estatuto Básico del Empleado Público sin mencionar a la Empleada Pública. Se escribe “las diputadas y diputados” en vez de las diputadas y los diputados. Todo sea por la corrección política a costa de falta de rigor gramatical.
Aviso a navegantes: UGT, CNT, AIT deben modificar su respectiva denominación y añadir una T de trabajadoras a su nombre. Y CSIF, por lo mismo, una F de funcionarias. El prófugo debe añadir a Junts, Juntes. Que a nadie se le olvide que el lenguaje influye poderosamente en las actitudes, el comportamiento y las percepciones.
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