NOTAS AL MARGEN
David Fernández
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Hoy quiero dejarles una reflexión antes de despedirme de ustedes hasta después del verano. Probablemente, ser abuela de dos pequeños me ha hecho más consciente de que, todavía en 2023, queda mucho camino por recorrer para alcanzar un balance entre el tiempo que se dedica al trabajo y a la familia. Y es que se habla mucho de conciliación, pero la realidad es que para poder conciliar sigue siendo necesario que muchos padres y madres tengan que elegir entre su desarrollo profesional o pasar tiempo de calidad con sus familias.
Casi 10.000 niños entre cero y tres años se quedaron para el próximo curso sin una plaza pública en las escuelas infantiles de Madrid dependientes de Ayuntamiento. La lista de admitidos se publicó una semana más tarde de lo previsto, justo un día después de las elecciones municipales. Cosas de la política… Las familias afectadas tendrán que optar por dejarlos sin guardería, trabajando ambos tarea complicada, o bien optar por una escuela infantil privada; lo que no todo el mundo puede permitirse. Estos son los datos oficiales, los extraoficiales hablan de un número mucho mayor de alumnos sin plaza en esta etapa escolar. Eso sí, los no admitidos pueden solicitar una beca entre 100 y 350 euros mensuales para las escuelas privadas cuya factura mensual, por cierto, está bastante por encima de esas cantidades.
Pero, ¿qué significa conciliar? Equilibrar las exigencias del empleo y las relaciones familiares. Las políticas de conciliación deben permitir compatibilizar el cuidado familiar con el trabajo de hombres y mujeres. Sin duda más difícil para estas últimas, por todo lo que implica la maternidad. Algunos datos que ponen sobre la mesa el Club de las Malasmadres, a través de la Asociación Yo No Renuncio, son significativos: en el mercado laboral el 75% de las mujeres han cambiado su trayectoria laboral al convertirse en madres, 7 de cada 10 mujeres se sienten solas a la hora de criar a sus hijos y el 68% de las madres hubiera tenido más hijos si contara con las medidas de conciliación que no penalizaran su salario.
La conciliación familiar y laboral sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país. Laura Baena, fundadora del Club de las Malasmadres, afirma que en España “no se concilia, se sobrevive”. Datos recogidos en una encuesta realizada por Edenred indican que el 68% de los padres y madres encuestados tienen dificultades para compaginar su vida profesional con el cuidado y la educación de sus hijos.
Es urgente apostar por la flexibilidad laboral para que los padres puedan pasar más tiempo con los hijos, revisar el modelo laboral, reconocer el trabajo reproductivo, mayoritariamente llevado a cabo por las mujeres, y que se haga de una vez realidad la corresponsabilidad de los hombres. Falta mucho por hacer. Comparto totalmente lo que nos recuerda Marga Cerro, presidenta de la Comisión de Igualdad del Consejo General de la Abogacía: “La importancia de los cuidados, aunque se visibilizó durante la pandemia, sigue sin compartirse y valorarse. Son invisibles, como tantas otras cosas relacionadas con las mujeres”.
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