
Quousque tandem
Luis Chacón
Releer a Wodehouse
En la madrugada del pasado martes 3 de diciembre, el petrolero Gloria Maris chocó contra el portacontenedores HMM St Petersburg en medio del Estrecho. El primero salía de Gibraltar y quedó con serios daños en la proa. El segundo venía a Algeciras y sufrió una brecha en estribor. Pese a la violencia del golpe y la gravedad del accidente, esta vez no se produjeron vertidos.
No tengo ni idea de cómo pueden tener semejante accidente dos buques que se supone que deben tener instalados los más avanzados sistemas de alerta para evitar, precisamente, que colisionen. Serán los inspectores de la Capitanía Marítima de Algeciras los que determinen si, como parece, se produjo un fallo humano, que evidenciaría que, o bien uno o los dos sistemas dejaron de funcionar correctamente, o bien los miembros de las tripulaciones al cargo no les hicieron caso.
De cualquier forma, el accidente es un aviso. Por el Estrecho atraviesan al año más 110.000 buques, el 10% del tráfico mundial. Más o menos, cada día cruzan el estrecho unos 300, aproximadamente uno cada cinco minutos. Con tal volumen de tránsito, es inevitable que se produzcan accidentes. Y cuando ocurra (cuando ocurre) el vertido no entiende de soberanía de las aguas. Que nadie le diga a una masa de, pongamos, petróleo, que no puede enfilar tal o cual playa, ya sea de La Línea, de Tarifa, de Algeciras o de Gibraltar.
Cuando el Gloria Maris golpeó al HMM St Petersburg, en Bruselas y en Londres, los equipos negociadores del tratado de Gibraltar estaban, probablemente, dormidos. Ni se enteraron en ese momento del accidente ni de que había habido vertido o no. Así podría haber una marea negra acercándose a la costa del Campo de Gibraltar que nada perturbó su sueño.
Probablemente hablo de una utopía, pero los sistema de respuesta frente a accidentes marítimos entre Gibraltar y Reino Unido, por un lado, y España y la Unión Europea, por otro, deberían estar por encima de cualquier interés político, territorial, militar y lo que sea. Por encima del Brexit, por encima de cualquier cosa. Porque cuando ocurra hará falta colaboración y unidad sin frenos de ningún tipo. Es de sentido común.
El pasado 1 de noviembre, el buque cisterna para productos químicos Southern Puma vertió en el Estrecho 500.000 litros de parafina al colisionar con el granelero Louisa Bolten a unas 20 millas al sureste de Punta Europa y a algo más de 15 al este de Ceuta. Ya es el segundo aviso en muy poco tiempo. Sigan negociando. Pero dense prisa.
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