Hace un par de semanas tuve la oportunidad de asistir a la presentación del proyecto CNIO Arte 2023 en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Es el sexto año de esta iniciativa impulsada por la directora de este prestigioso centro de investigación, la doctora María Blasco, con la colaboración de la Fundación Santander, que une a científicos y artistas para, como define la doctora Blasco, "explorar territorios comunes al arte y la ciencia".

En esta ocasión, esos territorios comunes son los de la bióloga molecular Elizabeth Blackburn, premio Nobel en Medicina y Fisiología en 2009, responsable de la descripción molecular de los telómeros y la identificación de la enzima telomerasa, y Amparo Garrido, una prestigiosa artista visual. El encuentro entre ambas mujeres se produjo cuando Garrido preparaba un libro de fotografías de investigadores para el CNIO en las que aparecía Blackburn. Cuando Amparo conoció el trabajo que esta investigadora estaba realizando en estos últimos años y sus publicaciones respecto a la relación entre estrés y estilo de vida, con el acortamiento de los telómeros, decidió realizar un experimento siendo ella objeto del mismo. Los telómeros son los extremos de nuestros cromosomas. Los protegen pero se van acortando a medida que las células se dividen, lo que influye en la muerte celular, y se relaciona directamente con la falta de regeneración de los tejidos y, por tanto, con el envejecimiento. La telomerasa, descubierta por Blackburn y Carol Greider, impide el acortamiento de dichos telómeros. En las células tumorales esta enzima es más abundante, lo que facilita el crecimiento del tumor. La relación entre la longitud de los telómeros, envejecimiento y cáncer es también objeto de estudio por parte del grupo de investigación liderado por María Blasco y su equipo en el CNIO.

Meditación es el título de la obra que Amparo Garrido presentó en el CNIO y que posteriormente ha estado expuesta en la feria de arte ARCO, en Madrid, los últimos días de febrero. Este documental de 12 minutos de duración, rodado en la comarca de la Siberia en Badajoz, donde el silencio es casi el principal protagonista, es una experiencia inmersiva en plena naturaleza realizada por la artista. Recluida en una aldea casi vacía durante varios meses, adaptó su vida a los propios ciclos del medio natural. Como explicó en la presentación a la que asistí, midió sus telómeros antes de iniciar el experimento en una empresa especializada y los volvió a medir poco antes de la presentación en el CNIO. Según nos contó, había sufrido varios problemas de salud de cierta importancia durante casi el año transcurrido entre ambas mediciones. El especialista encargado de las mismas le comunicó que consideraba, que, a pesar de todos los inconvenientes sufridos, sus telómeros habían mantenido su longitud. Podía, por tanto, considerar su experimento como un éxito.

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