Desde mi pupitre

30 años del IECG

El IECG siempre hizo gala de su peculiar estructura organizativa y defendió con orgullo su independencia académica

SEGURAMENTE conozcan ustedes esto que les cuento: El Gibraltar español fue conquistado en 1704 cuando marinos ingleses tomaron como rehenes a las mujeres y los hijos de las fuerzas que lo defendían, leales a Felipe V, bajo el mando del gobernador Salinas; el periodismo político o de opinión nació en el Cádiz de las Cortes; 'el profundo sur', hace 30 años, seguía mirando a Paco de Lucía "con sospecha, negándole el aplauso unánime"; en el castillo de Jimena resonó la voz profunda durante unos años, en euskera, del abuelo de Ignacio de Loyola; medio centenar de orcas viven de manera estable en el estrecho de Gibraltar y mantienen un comportamiento cooperativo para la captura de presas.

Los anteriores son algunos destellos (sorprendentes, desconocidos, incluso irritantes), alumbrados por la investigación histórica y medioambiental, la creación literaria y artística, la reflexión crítica sobre nuestra actualidad y nuestros orígenes, la prospección en los pliegues de la cultura de las tierras que se asoman al Estrecho en sentido amplio, que se han ido vislumbrando en el quehacer del Instituto de Estudios Campogibraltareños durante tres décadas.

Son frecuentes los impulsos culturales fugaces, inspirados por alguna conmemoración o alentados por el recuerdo de alguna imagen señera del pensamiento o la creación, pero solo algunos florecen adecuadamente y llegan a dar frutos reseñables. Tal es el caso de esta institución, prestigioso referente cultural de esta comarca del Sur, tan rica en referentes distintivos.

Nació con discreción en la primavera de 1991, de la sabia mano de Rafael García Valdivia, que supo engatusar a los primeros gestores de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. Logró hacerles ver, y ellos quisieron entender, que esa iniciativa comarcalista de gestión de servicios había de revestirse de las galas culturales que solo un organismo autónomo, como iba a ser el IECG, podría aportarle.

De los diferentes aciertos que confluyeron en su creación, tal consideración de 'organismo autónomo' y la aprobación de los Estatutos que blindan ese carácter deben destacarse de manera singular. El Instituto siempre hizo gala de su peculiar estructura organizativa y defendió con orgullo su independencia académica, respetada de manera escrupulosa por la inmensa mayoría de los dirigentes políticos mancomunados.

Ha venido cumpliendo de forma notable con el papel de promotor de la cultura de estas tierras cuando el respaldo económico ha sido holgado, y lo hizo de manera sobresaliente cuando llegaron las estrecheces y las cosas del saber, la ciencia y la inteligencia quedaron postergadas, uso tan común en esta España nuestra. Todo basado en la participación altruista y entusiasta de sus miembros. Feliz aniversario viva.

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