Las aguas bajan turbulentas

Con el futuro en manos de las derechas, el PSOE va a tener mucho tiempo para limpiar las tuberías

Unos cuantos destacados socialdemócratas, que pueden ser calificados de históricos, están ya sugiriendo una aproximación entre PSOE y PP. Cuando estas ocurrencias circulan por el escenario es porque el caos se ha apoderado de la escena. Estamos en una sociedad básicamente bipartidista, en la que la alternancia, o su simple amenaza, corrige los desmanes de un lado y otro. De hecho, la principal aportación a la política del socialismo radica en la corrección que enfrenta a los excesos del capitalismo. Pero al socialismo se le da mal la economía porque, de hecho, su afán protector de las clases menos favorecidas protege de modo subsidiario a las masas voluntariamente improductivas, y porque no acaba de entender a título institucional que para subvencionar hay que crear riqueza previamente. Al abrazar la socialdemocracia, que en España ocurre en plena Transición, el socialismo soltó mucho lastre que ahí ha quedado para los que se alimentan del resentimiento y los pocos románticos e idealistas que quieren revisar la historia y hacer buenos a los malos y a los regulares. El capitalismo también ha progresado, naturalmente. La savia se la ha aportado el liberalismo y la moderación los valores del humanismo cristiano, a los que no es ajena la socialdemocracia.

¡Qué más quisiéramos que surgieran aquí y allá líderes que supieran priorizar los intereses del Estado a cualesquiera otros! Porque no sólo en la moderación está la virtud, también la eficiencia. Pero, aparte de la manifiesta imposibilidad de una aproximación entre los dos grandes partidos, ¿de qué PSOE estamos hablando? Este de ahora no tiene nada que ver con el que rebrotó en Suresnes en 1974. En el PSOE enterraron entonces los despropósitos llevados a cabo por algunos de sus más destacados dirigentes en los años treinta e iniciaron un camino que conduciría a alcanzar una democracia plena y a estar presentes en los foros internacionales. Esos históricos son conscientes de la ruina que Sánchez ha traído a España con la ayuda de los hooligan y del ultra sur de Ferraz. Si hubiera en la izquierda una formación política presentable, el PSOE correría la suerte de sus colegas en Italia o en Francia entrando en una vía sin retorno, de extinción. No se ve cercano algo parecido. Así que a poco que se pongan a ello, con el futuro inmediato en manos de las derechas, el PSOE va a tener mucho tiempo para limpiar las tuberías.

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