Problemas diferenciales

La provincia propia quizá no serviría, pero sí que deberíamos ser más exigentes con los parlamentarios de Cádiz

No se celebra el Algeciras Balona, al estar varios componentes de La Recia afectados por COVID, sin que ello haya evitado alguna polémica extra-deportiva, habitual en estos tan viscerales encuentros, en los que no solo se disputan los tres puntos sino mucho más, sobre todo, la gozosaposibilidad de recordar el siguiente lunes, la gloriosa victoria de tu equipo al compañero de trabajo o amigo, fiel y cabizbajo seguidor del contrario.

Nuestro derby comarcal al igual que otros, refleja la rivalidad deportiva extrema dentro de una comunidad, en este caso de esa Bahía que nos separa y que nos une, de una Comarca delimitada físicamente de manera clara, con identidad histórico-social diferenciada y propia, y con la presencia de Gibraltar y el Estrecho como elementos complementarios definidores de nuestra realidad pasada y presente. El Campo de Gibraltar.

Igualmente se demuestra la existencia de tal comunidad de inquietudes e intereses, observando como ha afectado el reciente confinamiento por municipios a la economía de servicios comarcal, tan dependiente del fluir de los ciudadanos. Palmones se ha visto especialmente perjudicada ante la ausencia de consumidores provenientes de las localidades vecinas.

Y no solo hechos nos diferencian del resto de la provincia, sino también los graves problemas, de trascendencia nacional, que aquí afectan intensamente, como la frontera y convivencia con Gibraltar, las relaciones con Marruecos, la inmigración y movimientos trasnacionales de personas y mercancías que conlleva nuestro puerto, o las deficientes comunicaciones, o el terrible drama del narco, entre otros, sin que ninguno de los desafíos que implican, puedan ser afrontados por ningún municipio de manera individual, ni tampoco por Mancomunidad, más gestora de servicios comunes, que ente político canalizador de soluciones. La reividicación del Campo de Gibraltar como bandera, casi siempre se liga a la solución de estos problemas propios, no en acentuación de cualquier hecho diferencial, que los hay. A veces desde Cádiz se ha interpretado que cuando se pedía una novena provincia, o se mostraba desafecto con la capital, se manifestaba un disparate. No, era un grito de queja y auxilio.

La provincia propia quizá no serviría, pero si que deberíamos ser más exigentes con los diputados, senadores y parlamentarios de Cádiz, representantes nuestros, que en algunos casos y en sucesivas legislaturas, ni han sabido cuales eran los problemas del Campo de Gibraltar, ni nada han hecho por esta Comarca. Muchos ni la han pisado, salvo para pedir el voto. El problema no es la provincia, tal vez lo sea la circunscripción electoral provincial.

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