Veía hace poco una de esas campañas sin origen que se mueven por los teléfonos; un perro encadenado a una caseta, a la entrada de una parcela, y rezaba: “Para tenerlo así, mejor no lo tengas”. Hasta hace nada ésta era una tónica paseando por el campo o cualquier urbanización, todos hemos visto o hemos atado perros de aquella manera...

Una vereda sencilla llega hasta este pensamiento supremo que nos dice: “Yo no hago eso, qué canallada”. Está bien, eliminar sufrimientos está muy bien. Pero hay que ir más allá para entender... –Meandro: Un “Por qué” es la llave del conocimiento verdadero, los datos se acumulan y son necesarios, pero esta preguntita es ácido puro contra todo fanatismo de cualquier tipo, uno ha de preguntarse por qué hasta (y sobre todo) cuando va a lo más abyecto y, desde luego, aceptar la respuesta o su falta por destructora que fuere, eso nos convierte en la persona singular que deberíamos ser... fin de la digresión–; lo interesante no es el bien que hacemos hoy, por deseable que sea, sino intentar comprender el mal del pasado. ¿Cómo era posible que conviviéramos con esos hechos totalmente naturalizados? ¿Cómo podíamos tener a un perro en esas condiciones a la intemperie, privado de movimiento y actividad?

Hay una diferencia enorme, la Cultura en su versión acrítica hollywoodiense se planta como torre de vigilancia del bien y el mal, hace moral y juzga desde su poltrona preparaíso; la Cultura de verdad no juzga sino que evalúa, analiza y procura entender las fuentes del sufrimiento para poner remedios. Decir que la esclavitud es chunga desde la atalaya actual es un pleonasmo, saber cómo civilizaciones enteras han usado de ella como estructura misma de su ser es más difícil e interesante, enseña y nos arroja al rostro nuestras miserias como humanos. Es muy fácil detectar a Hitler, o al vigilante pretendidamente ario que ejecutaba, detectar el disfraz, pero ¿entendemos cómo una sociedad entera asume como natural eso? ¿Quiénes son hoy los enemigos del Humanismo?

Si fuéramos cultos, de verdad, estaríamos alertos como civilización, buscando soluciones; como somos cultos de mentira dictamos sentencias, nos cerramos a la novedad y, cada vez peor, grupos de ignaros repletos de frustraciones que repletar, deseando repartir leña que les aleje de su propia conciencia para caer en la depresión y la violencia irracional peor, se están haciendo con la prensa, la política, el negocio (lo tuvieron siempre), la pseudocultura... Más adelante, otros se preguntarán cómo podíamos ser tan cabrones; pregúntese por qué hoy, mañana estaremos muertas.