¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Pederastia, ¿por qué ahora?

Hay curas pederastas. También abogados, periodistas, poetas... algunos entronizados por la progresía

Lo primero que a muchos se nos vino a la cabeza cuando Bildu manifestó su solidaridad con los menores víctimas de abusos sexuales por parte de religiosos fue la casa cuartel de Vic. Como ya habrá lectores que no lo vivieron, haremos un ejercicio de memoria histórica. El 29 de mayo de 1991, un coche bomba de la banda terrorista ETA, cargado con 200 kilos de amonal, explotó en el interior de la casa cuartel de la Guardia Civil de Vic, causando un total de diez muertos -cinco de ellos menores- y 44 heridos. La imagen icónica de la matanza fue la de un agente de la Benemérita, con la cara completamente ensangrentada, que cargaba en sus brazos a una niña herida y con el rostro deformado por el dolor y el terror. De los cinco niños fallecidos, cuatro eran unas chiquillas de entre ocho y catorce años que jugaban en el patio en el momento de la hazaña de los patriotas vascos. El otro, un chaval de 17 años, al cual imaginamos zangolotino y atolondrado, justo en uno de los mejores momentos de la vida, cuando se abre el cuerpo y la mente al inmenso y hermoso mundo. Siento la truculencia de este arranque. Tómenlo como un exorcismo del asco moral que experimenté al oír las declaraciones del partido posetarra.

La cuestión de los abusos de religiosos es un problema histórico que no debe ser ninguneado. Exige una investigación muy a fondo y debe ser la Iglesia católica la que se ponga el frente, entre otras cosas porque es la primera interesada en purificar su casa. Es cierto que existe una campaña intensa por parte de algunos colectivos y medios de comunicación que tiene más que ver con las luchas por poder y la ingeniería social (la obsesión de descristianizar España no es nueva) que con la búsqueda de la verdad, pero eso no debe ser excusa para que los obispos no reconozcan el daño causado y, sobre todo, el silencio con el que se ha intentado cubrir.

Ahora bien, llama la atención que el problema de los abusos se haya centrado en la Iglesia en estos momentos, justo cuando están siendo investigados por la misma causa centros de acogida públicos en Baleares, Valencia y Madrid. ¿Criminalizamos también a todos los trabajadores sociales y a los políticos de los que dependían estas instituciones? Mucho nos tememos que la pedofilia, cuya memoria se pierde en los inicios de la historia, responde a impulsos que anidan en los fondos abisales del alma humana. Sí, hay curas pederastas, pero también abogados, educadores, periodistas, revolucionarios, poetas… algunos de ellos santones entronizados en los altares de la progresía española.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios