NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Los profesores recuperan el control de las aulas
Qué tiempos más raros vivimos! ¡Qué retrocesos! Escucho, me imagino que acompañada por otros tantos cientos de perplejos humanos, este ruido de dimes y diretes en los que vivimos inmersos. No soy yo de las que necesitan un principio de autoritas, como en el Medievo, para ser consciente de la realidad. Desde pequeña me enseñaron que era mala cosa creer en charlatanes y brujerías. Después mi contacto con el estudio, que no ha terminado, me lo reafirma. Es lo que los griegos llamaron pasar del mito al logos, que coincide pues con el nacimiento de la Ciencia, que por su propia naturaleza revisa continuamente lo que va demostrando, por lo que a mí es la disciplina humana que me guía, alejada de dogmas y verdades infalibles.
Sin embargo escucho declaraciones de titulados universitarios, desde posiciones de poder en la gestión de la Res publica, afirmar pontificando ideas tan disparatadas como la negación del cambio climático, cuya existencia afirman los climatólogos con datos científicos. Estos nos dicen que la concentración atmosférica de CO2 ha subido en un 51% por encima de los niveles preindustriales. Este cambio no es "natural" sino debido al uso de los combustibles fósiles: carbón, petróleo, gas, introducidos por los seres humanos con la Revolución Industrial. Así que es inconcebible que los sigamos usando como si no hubiese un mañana y las generaciones que nos releven no tengan derecho a vivir. Hay algunos, como la presidenta de la C. A. de Madrid, que incluso sostienen que hablar de cambio climático no es ciencia, sino manipulación de los comunistas. Le ha faltado apostillar judeo-masónicos. Años de evidencias y estudios profundos a la papelera. la ciencia es cuestionada incluso cuando salva vidas; el caso reciente de la niña con una enfermedad de las llamadas raras, Síndrome de Pompe, a la que operaron en el útero materno de un problema genético que la condenaba a morir, antes de los dos años, como a sus hermanas precedentes y que sus padres, ultra religiosos, dicen que es un "milagro". Un milagro que se llama Ciencia.
Perpleja observo como indocumentados, titulados o no, niegan las evidencias científicas por las que los cojos andan (prótesis) y los ciegos ven (operados de cataratas) en un ritual inquisitorial en el que podemos arder todos. Sé que no es científico decir "que se pare la Tierra que yo me bajo", pero ganas no me faltan. Cantaré con Georges Brassens…
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