Mayoría Moreno

Mariano dijo pero no dijo que si seguían las cosas parlamentarias como con la estiba, cerraba y convocaba

Una mayoría abrumadora y entusiasta ha elevado a Juan Manuel Moreno Bonilla al cielo del Partido Popular de Andalucía. Hasta vino el presidente Rajoy a ponerle el brazo en el hombro, bendecirlo y decirle casi Ecce Homo, que está avanzando la Cuaresma. Como si apostara a vencedor, daba la impresión. El 26 Susana Díaz acepta el reto de ganarle el partido, y la partida, a Pedro Sánchez y el PP, que huele sangre, ya lo tiene todo dispuesto. Vuelve al "ahorra" o nunca. Porque Moreno, que ya es conocido por los andaluces, no se va a enfrentar a la líder del PSOE, que le gana, sino al que resulte de mil alambiques, cien encuestas, diez candidatos reales. O sea, ¿una mujer? Por aquí nos han dicho que Jiménez Barrios sería el hombre pero ¿sería también el candidato a las próximas?

Termina siendo angustioso, por lo menos, el pensar en lo que hay y en lo que llega inmediatamente. Digo las próximas. Mucho más cuando Mariano dijo pero no dijo que si seguían las cosas parlamentarias como cuando lo de la estiba, cerraba y convocaba. Se hace con una firma. La suya. Y eso sí que es coger con el paso cambiado a muchos, más a Susana que a otros. Pero enseguida dijo no se inquieten, haré lo imposible por agotar la legislatura.

Íbamos a lo que íbamos, a esa mayoría abrumadora que habrá que ver si se corresponde con una mayoría abrumadora de la gente. Las urnas, que recogen como si fuera lluvia el voto, los votos, reflejan claramente -y desmontan- muchas teorías sobre la representación. Quiero decir que el correlato muchas veces está desdibujado. Y en pocos meses se sube o baja un millón. ¡Un millón! Y lo significativo es cuando la bajada -o la subida- es tendencia. Es la cruz de Pedro Sánchez, el bajar siempre. Rajoy es de altibajos. Últimamente. ¿Juanma Moreno? Ahí están, en la mayoría indudable a ver lo que decimos los andaluces, en la inexistencia de otro candidato y otra candidatura a ver lo que decía el partido. Hubiera sido lo bonito, que alguien se hubiera presentado también y luego se dijeran cosas como las que les oímos a los socialistas, que cuando hablen las urnas los que pierdan se pondrán a disposición del partido tracatrá, que me salen las lágrimas.

Hablamos de la normalidad: un congreso, unas primarias, la selección de unos candidatos, las dificultades naturales, las crisis de estar vivos. Lo otro es lo inquietante, los plazos que nos ponen, el reto al que nos someten. En moneda de angustia estamos pagando una buena factura. Y además no podemos hablar mucho. De Cataluña, digo.

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