Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Vox, un estado de ánimo
LA Línea culmina el año sumida en el caos, con un riesgo cierto de estallido social y sin que se hayan adoptado ninguna de las soluciones que en la campaña electoral de los comicios del 22 de mayo prometió tener el partido que gobierna desde junio, el PSOE.La Navidad de 2011 va a ser mucho peor que la anterior para los linenses. Hasta siete nóminas debe el actual equipo de gobierno a la plantilla en los seis meses que lleva al frente del Ayuntamiento, de las que sólo una y parte de la extra de diciembre de 2010, heredó del PP. La absoluta ruina que viven las arcas municipales es tan grave que en seis meses no se ha logrado convencer a ninguna entidad financiera de que conceda el crédito del mandato ni de hacer efectivo los avales que el anterior gobierno le gestionó ante la Diputación, entonces con presidencia socialista, y que acaban de ampliarse bajo la dirección del PP. Pese a este apoyo desde la Diputación y de la Junta, que adelantó parte del poco dinero que se ha pagado en medio año, desde el gobierno, la alcaldesa pone constantemente en duda la continuidad del convenio que le otorga al Servicio Provincial de Recaudación el cobro de los impuestos, que es lo que posibilita que se adelante dinero, lo que ahuyenta más al sector financiero, que sí da préstamos por avales de Diputación en otros municipios. La plantilla vive en la desesperación, asfixiada por embargos y obligada a vender patrimonio para subsistir. Al mismo tiempo no se aborda ninguna medida que asegure la reducción efectiva del déficit estructural que tiene la Corporación y sólo se culpa a otras administraciones que, objetivamente, han ayudado a La Línea. La situación caótica tiene paralizado el Ayuntamiento desde hace una semana, los servicios no se prestan y las consecuencias indirectas tienen arruinada a toda la ciudad. Y lo que es peor, no se vislumbran soluciones. La que proponen los sindicatos, que eluden pedir al actual gobierno local que dimita, pero sí que renuncie todo el Pleno y se cree una gestora para la que no se dan las condiciones tampoco parece la correcta. Es hora de que el PSOE asuma si es capaz de solventar ya los graves problemas que sufre La Línea o de que, antes de seguir agravándolos como en este medio año, renuncie sin más demora para que el partido que ganó las elecciones -también muy responsable de la ruina actual- intente resolverlo mientras aún sea posible.
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