Jenni y su toro

Jennifer Hermoso se está enfrentando a una injusta avalancha de críticas sólo por romper otra barrera

No puedo evitar dejar de pensar en lo que se está teniendo que enfrentar Jenni Hermoso. Una joven de 33 años, quien ha dedicado la mayor parte de su vida a jugar al fútbol y cuya profesión no ha sido valorada ni respetada a lo largo de la historia. Solo ahora, con su gesta, habrá un antes y un después. A esta mujer, y por extensión a todas las que se quieren dedicar al fútbol de manera profesional se les está sometiendo a los mismos defectos moralistas que, por ejemplo, hubieron de lidiar las mujeres toreras. A lo largo de la historia de España ha habido en la tauromaquia más de dos mil toreras, pero si a la gente se pregunta los nombres solo suelen responder con uno: Cristina Sánchez. Entre las muy aficionadas salen otros nombres que trascendieron por haberse enfrentado a los complejos de los moralistas, quienes incluso inventaron leyes para prohibir que toreasen a pie porque tan solo se les permitía hacer las lidias a caballo, como rejoneadoras. Hay que mencionar a Conchita Cintrón , a Nicolasa Escamilla, La Pajuelera, a la que le llamaban marimacho, Martina García, Dolores Sánchez La Fragosa, La Reverte, Juanita Cruz y otras tantas, como las Noyas, una cuadrilla exclusivamente formada por mujeres catalanas, y otros tantos nombres que me ocuparían varias páginas de este adorado periódico, a las que les insultaban definiéndolas también como siniestras en vez de diestras. Mujeres que trabajaron por ser respetadas de igual modo que los hombres en el mundo taurino, mujeres como todas las que forman la selección española de fútbol que, ahora, se les sigue insultando y ridiculizando desde cómo de sonoro bonito o no es su nombre durante las menciones de la retransmisión del partido, hasta el famoso pico de Luis Rubiales. Jennifer Hermoso se está enfrentando a una injusta avalancha de críticas solo por el mero hecho de haberle puesto en la tesitura de romper otra barrera: la de acabar con el abuso de poder en el fútbol femenino. Algo debe haber en el masculino cuando los futbolistas varones callan, no apoyando a sus compañeras como sí hicieron muchos toreros varones que supieron soportar las críticas por dar la alternativa a una mujer y compartir paseíllo con ellas. La actual lucha de Jenni es el colofón , necesario, para culminar su otra gran obra: la de ganar un mundial y la de hacerse respetar a la mujer en un mundo robado por la masculinidad, por los machos que se empeñan en minusvalorar a las mujeres cuando estos, que tienen el poder, creen que les regalan algo. Jenni, ha de lidiar el toro con las puntas más afiladas: la censura, la presión política y social. Suerte y al toro.

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