Confabulario
Manuel Gregorio González
Lotería y nacimientos
EL PSOE sigue formalmente integrando el gobierno municipal de San Roque, pero la realidad es que sus ediles carecen en la actualidad de resortes para influir en la gobernabilidad del Ayuntamiento de manera proporcional al resultado electoral de mayo de 2007. En la situación actual, Unidad por San Roque acapara todas las áreas fundamentales en la gestión de lo público. Ello es así porque el alcalde socialista, José Vázquez, está de baja -oficialmente por una lumbalgia, que dura ya diecisiete días- y, además, expedientado por el enfrentamiento que mantiene con cinco de los seis compañeros del grupo, con el trasfondo del área urbanística 022-TG. Desde el pasado 27 de octubre, el partido bisagra de San Roque acumula la Alcaldía y áreas tan relevantes como Hacienda y Urbanismo: el trípode sobre el que se sustenta cualquier Consistorio. Desde que Vázquez destituyera a Juan Carlos Ruiz Boix como segundo teniente de alcalde, esa responsabilidad está vacante: ni ha corrido el orden -lo que habría incumplido el pacto- ni ha nombrado a otro socialista como número tres del Ayuntamiento. Ni siquiera a Rosa Macías, la única edil socialista que le respalda abiertamente. Fruto de esa omisión, desde ayer la edil de USR Marina García es la alcaldesa accidental. El hecho puede parecer baladí en una situación de normalidad institucional, pero no lo es en San Roque. Lo que realmente nos sorprende, por incomprensible, es la tolerancia con la que la dirección provincial del PSOE asume la situación. Formalmente, el alcalde es socialista, pero la participación en la gobernabilidad del PSOE, como partido y como grupo, es hoy por hoy ficticia. La realidad es que quien gobierna San Roque es USR, con la complicidad de dos díscolos de la lista que presentó el PSOE, ambos expedientados por hechos graves según la propia dirección socialista. Tan graves como para disolver una agrupación. Y lo más relevante no es que eso torpedee el pacto firmado por ambos partidos en Sotogrande en 2007, sino que es un fraude a los electores, especialmente a los que votaron a PSOE y a PP, que permite al tercer partido de la ciudad en sufragios gobernar como si fuese el primero y con mayoría absoluta. Si no lo explican con coherencia quizás sean los militantes y los votantes los que, en definitiva, vuelvan la espalda al PSOE.
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