Gibraltar, colonia

Picardo ha de ver la actitud colonialista, no de España, sino del Reino Unido, que maneja el territorio para sus intereses

En pocos días hemos podido contrastar en la tangible realidad qué es lo que entiende por colaboración cada una de las partes del Acuerdo de Nochevieja, y ello a raíz de desafortunados incidentes marítimos ocurridos en las aguas españolas circundantes al Peñón, nunca cedidas pero controladas de facto por Reino Unido.

Primero fue el episodio de contaminación originada por el buque AM Ghent, que afectó a toda la orilla de la Bahía que compartimos. Tanto la Capitanía Marítima de Algeciras como Salvamento Marítimo ofrecieron inmediatamente colaboración a sus homólogos llanitos, movilizando importantes medios navales y aéreos de lucha antipolución. La desagradecida respuesta consistió en la violenta reacción de la Royal Navy británica, impidiendo por la fuerza cualquier actuación por parte de España. No porque la contaminación ya estuviera controlada -su aparición estos días por la playa del Rinconcillo lo constata- sino por inconfesables razones de índole colonialista.Pasmosa ha sido la nula reacción ante tal atropello, de los desubicados adalides del acuerdo de esta parte de la Verja.

Días después, se incendia el castillo de proa del granelero CSSC Cape Town, con desgraciados daños físicos. Con la misma presteza, se ofreció la incondicional colaboración por parte de España, en esta ocasión aceptada, trasladándose a los heridos a la Unidad de Quemados del Hospital Virgen del Rocío.

La diferente respuesta se debe a la intervención en el primero de ellos de la Royal Navy, celosa guardián a cualquier precio, de la pretendida soberanía británica de las aguas en disputa, y a la que nada le importa la afección del vertido a las costas. En el segundo, sin embargo, la decisión ha correspondido a las autoridades locales de Gibraltar, más predispuestas al entendimiento que su metrópoli.

Es posible que esta sea la tónica que nos vamos a encontrar en lo sucesivo y que se dejará entrever en la ardua negociación del futuro Tratado. Gibraltar está deseosa de la normalización e intensificación de las relaciones con sus familiares vecinos. Sin embargo, el Gobierno de Su Graciosa Majestad y su Almirantazgo tienen otros prioritarios intereses coloniales, como ser propietarios del 40% de la superficie de la Roca y de sus instalaciones militares de altísimo valor estratégico global. El encaje es difícil.

Picardo ha de ver la actitud colonialista, no de España, sino del Reino Unido, que maneja decimonónicamente el territorio para sus intereses, en perjuicio de sus locales. Si el ala dura de su partido se lo permite, debería quitarse la venda, reconocer la cosas como son, y quizá repensar quién es, a día de hoy, su peor aliado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios