Gran suerte tiene la comarca de disponer en su territorio de una finca pública emblemática de la categoría de La Almoraima. Hay varias características que la hacen única:

1.- Su historia. Desde el siglo XVI hasta 1973 fue de la Condesa de Castellar que posteriormente se emparentó con el Ducado de Medinaceli. Ya desde el siglo XVI disponemos de referencias escritas de la finca gracias a las ordenanzas que editaron sus titulares y que el Instituto de Estudios Campogibraltareños ha publicado en una de sus monografías. Desde finales del XIX hasta su venta a Rumasa, existen interesantes publicaciones y fotografías de las visitas reales, cacerías y actividades en general del duque.

2.- Su extensión. Pocas fincas en España tiene una superficie tan extraordinaria bajo un mismo límite: 14.140 hectáreas, habiendo llegado a tener 16.000. Toda esta superficie se encuentra dentro del prestigioso Parque natural Los Alcornocales.

3.- Valores patrimoniales: pinturas rupestres, torre medieval, convento del siglo XVI, etc. Recientemente, la dirección de la finca ha firmado un convenio con la Universidad de Cádiz para, entre otras cosas, levantar toda la información posible sobre los valores históricos y patrimoniales de la finca.

Hace 40 años que se expropió a Rumasa y pasó a manos del Estado. Desde entonces, varios han sido los directores que han trabajado en La Almoraima, y diversos los enfoques que se les ha dado a su gestión, incluso el planteamiento de su venta. Llevo 36 años en la comarca y he conocido a casi todos los directores. La valoración global es positiva, pero creo que estamos en un momento especial con el actual director: Emilio Romero, que ha realizado un plan estratégico de 5 años y ha tenido la habilidad de lograr 25 millones de euros para su ejecución.

Pocas veces he visto una actitud más abierta para escuchar opiniones de los distintos sectores y personas de la zona y para dar a conocer lo que se hace en la finca.

Este plan estratégico plantea, entre otras muchas cuestiones, las siguientes:

1.-La recuperación de varios cortijos en estado de absoluto abandono para el uso de turismo rural.

2.- Plan de formación en los sectores forestales, agropecuario, hostelero y similares a través de escuelas taller.

3.- Recuperación de la masa arbórea, muy afectada por la seca, a través de repoblaciones y control de la densidad de herbívoros salvajes.

4. Dirigir la ganadería hacia las razas autóctonas y la gestión ecológica.

Asimismo, se están desarrollando proyectos personales que aportarán un valor añadido a la finca, como es el caso del que actualmente está llevando a cabo María del Mar Ortega, hija de un antiguo guarda jubilado. Para ello está recopilando información histórica sobre la finca con el propósito de publicar un libro sobre la historia de La Almoraima.

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