Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

España multinivel

En Cataluña prefieren volver a la gestión de verraquera y pucherito y exigir más dinero con el "España nos roba"

Que los políticos catalanes jueguen al tira y afloja con el Gobierno español no es novedad. El independentismo primero llora, después amenaza y por último amaga la ruptura. Los gobiernos, que intentan aplacarlo, actúan como apaciguadores. Esos a quienes Churchill describió como quienes alimentan al cocodrilo, esperando que se coma a otro antes que a él. A nadie se le escapa que todos los independentismos son quimeras identitarias basadas en rasgos ideales que no cumplen ni sus promotores. A estos monstruos sociales, como los niños caprichosos que son, se les va dando lo que piden. Poco a poco y para evitar problemas. Hasta que revientan o cansan al pagano.

Como hoy, gracias a la UE, no pueden sacarse de la manga medidas proteccionistas como las que durante siglo y medio permitieron a Cataluña enriquecerse a cambio de empobrecer al resto de España, prefieren volver a la gestión de verraquera y pucherito y exigir más dinero con aquello del "España nos roba". Y no es algo reducido al ámbito de los estudiosos de la historia económica. Stendhal escribió en su Diario de un turista que "los catalanes quieren que cada español que necesite algodón pague por el suyo cuatro francos la vara, en lugar de uno por los paños ingleses". Esa política continuada de proteccionismo y aranceles al comercio exterior es más responsable del progreso de Cataluña que aquello de la laboriosidad y seriedad del catalán que se escribía en las antiguas enciclopedias escolares. Y aquello contribuyó claramente a hundir en la miseria a regiones mucho más pobladas y boyantes a principios del XIX, como Galicia o Andalucía.

La táctica de estos días es la de siempre. Igual que Cambó se vanagloriaba de ser muy hábil manejando los aranceles, hoy pretenden serlo con el reparto de fondos y esa modernidad que ha inventado el PSOE de la España multinivel que suena a estafa piramidal. Igual que la España asimétrica y todos los eufemismos buscados por los gobiernos para ocultar tratos de favor a los independentistas lo es. La diferencia es que ahora, el Gobierno nacional no puede doblegar a las distintas regiones con la facilidad que lo hacía en un Estado centralista. Andalucía, y con ella el resto de comunidades, pueden levantar la voz, decidir sus propias políticas sociales y económicas y esperar a ver si el niño caprichoso decide romper con todo o asume aquello de que el bravucón existe hasta que el cobarde quiere.

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