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Elecciones

Las campañas deberían durar un trimestre con la misma intensidad de este momento

Qué bonitas son las campañas electorales. Bonitas y sorprendentes. Los mensajes nunca se repiten, no son los mismos de cada convocatoria. Tienen una dimensión más trascendental, más creíbles por parte de los voceros de cada partido; más sonoras para aquellos que todavía asisten a esa cosa tan moderna llamada "mítines".

El concepto de belleza sin duda ha debido cambiar, por esa razón también lo han hecho los "look" de los protagonistas. Con chaquetas abiertas y camisas sin corbata, de un color celeste nunca visto. Corbata, si el acto tiene cierta solemnidad por el espacio en el que se produce. No es lo mismo una barriada, que un palacio de congresos. Ellas, vestidos floreados y algún complemento que indica su origen ideológico. Algunas se atreven, en situaciones tipo "gran encuentro de militantes", a ponerse un Chanel de oferta, que no está la cosa para mucha marca.

En los días que van de campaña, estoy aprendiendo muchísimo. Estoy feliz porque no se repiten las ideas de la precampaña. Todo es novedoso. Un arrebato de imaginación. Un delirio de novedades hiladas perfectamente unas tras otras. Cuánta movilidad: gente yendo y viniendo; hasta los pobres periodistas que van en la caravana de un partido en el que no creen, más aún, que les cae fatal, tienen que ir quieran o no. Está el periodismo como para muchas rebeldías.

Como ya he dicho, el concepto de belleza ha cambiado no solo en el vestuario de ellos y ellas. También en su vocabulario. "Ganaremos"; "daremos la vuelta a las encuestas"; "tendremos una Andalucía sin paro"; "la sanidad pública y la educación son lo primero"; "esto es más mío que de los inmigrantes"; "más medidas sociales y menos excusas"; "todo lo hacemos por el pueblo andaluz". Nunca había escuchado frases tan preciosas.

Me gustan especialmente las intervenciones de estos sabios y sabias, cuando en tono más tierno nos hacen mirar hacia el futuro. Lograremos, parecen decirnos, que terminen los sufrimientos de nuestro pueblo, quien quiera trabajar podrá hacerlo, vamos a crecer en riqueza y prosperidad. Nos esperan unos tiempos nuevos, gracias al esfuerzo de mi partido junto a la ciudadanía.

Las campañas electorales deberían durar un trimestre con la misma intensidad que tienen en este momento. Ellas solas aportan un valor terapéutico a la sociedad que está aburrida pensando en cómo va a comer mañana, si vendrá otra pandemia, qué productos subirán de precio, si los echarán del trabajo, o si tienen ya un cáncer extendido y le han dado cita para dentro de un semestre… Ellas nos trasladan al mundo de los sueños cada vez que alguien pronuncia una idea novedosa con la que nos sentimos identificados.

Como estoy tan de acuerdo con ellas, póngame otra de tapa mientras termino el vermut.

(Ojo, pese a todo, tú vota que nunca se sabe).

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