Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Un drama
A finales del año pasado, la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar acordó la subida del precio que se cobra al ciudadano y a las empresas por el tratamiento y reciclaje de los residuos sólidos urbanos. Se nos dice que el Gobierno central impone a los gestores el impuesto sobre el depósito de residuos en vertederos, la incineración y la coincineración, que se establece en la Ley 7/2022, y que el mismo solo se repercute a los usuarios, que ni un euro va a ir a parar a las arcas del ente comarcal.
Veremos si es cierto, o si la nueva obligación fiscal se utiliza para exprimir un poco más al personal, como marca nuestra más rancia tradición tributaria. La prueba del algodón (muy de este sector) será infalible y consistirá en comprobar si lo pagado en 2023 por la empresa gestora mancomunada, en abono de tal impuesto, coincide con el aumento del recibo que se nos va a repercutir a todos, o si hay algún maná sobrante que reciclar en otros gastos. Otra cuestión a analizar será si tal elevadísima subida del recibo, aprobada y publicada a finales de 2023, puede ser aplicada al recibo de dicho ejercicio como se está haciendo, de manera retroactiva, lo cual genera una duda jurídica del tamaño de un vertedero. Ya se verá. La cuestión es que la Mancomunidad recibirá más dinero, y por tanto es hora de exigirle más.
Por ejemplo, los colegios enseñan a nuestros niños lo esencial del reciclaje de plásticos, envases, latas, briks, etc… mediante su separación de otros residuos. Y los ciudadanos tomamos conciencia, y es cierto que cada vez más somos los que separamos en distintas bolsas, para que acaben en el contenedor correspondiente. En el caso citado, en el amarillo. Pero ahora me pregunto yo, ¿por qué en mi zona solo pasa el camión de Mancomunidad que recoge tales residuos un número de limitado de días a la semana (dos o tres)? Si nos damos cuenta, esa basura se acaba generando casi más que los otros restos, y no tiene sentido que se recoja tan esporádicamente.
A su vez, todavía se depositan en contenedores cerrados, sin apertura de puerta, esto es, con unas bocas por donde no cabe una bolsa de basura amarilla con los restos debidamente embolsados. Esto provoca que los ciudadanos la dejen en sus alrededores, aumentando la sensación de suciedad y degradación, más si no se recoge a diario. ¿Es que nadie se da cuenta de que se han de cambiar ya estos contenedores?
Consta que la Mancomunidad ha recibido importantes subvenciones en aras de mejorar los sistemas de recogida y ahora nos suben el recibo de la ecotasa. Pues que se dejen de milongas y que cambien los contenedores y que programen un mejor servicio de recogida de envases y plásticos. Por cierto, enhorabuena al Ayuntamiento de Algeciras por comenzar con la recogida de orgánicos. Ese es el camino.
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