Contigo es una palabra derivada del latín que podría ser considerada simplemente como un pronombre personal en su segunda persona del singular. Pero también es el resultado de la unión entre la preposición con y la forma pronominal tecum, con lo cual ya sugiere una compañía, un nexo o unión, una manera de hacer algo juntos. Ese "voy contigo" o "lo haré contigo" encierra un apoyo, un soporte para no sentirse sola.

Son más que suficientes las connotaciones de esta palabra, contigo, para que me llamase tanto la atención y me suscitase tanta curiosidad el que un centro para la acogida de menores en La Línea (Cádiz) se llamase así, Centro Contigo. El centro acoge a niños y niñas en situación de desamparo por diversas circunstancias sociales y familiares: violencia de género, drogadicción o marginación en general. Y denominarse así, no puede ser casual. Como no puede ser casual que la esencia de su proyecto educativo radique en educar a los niños que acoge pero reeducando, al mismo tiempo, a sus familias. Asumiendo no solamente a través de palabras, sino de hechos, que la familia es la herramienta educadora más potente. Entendiendo que sería imposible educar a los niños hacia un camino intransitable por sus padres…

Conocer esta realidad en unos momentos de conflictos sociales generalizados y serios problemas de comunicación, lo menos que puede provocar es asombro, pero, y sobre todo, la confirmación de las contradicciones entre las que nos movemos. Frente a las personas que para opinar necesitan el escudo protector de las redes sociales, frente a las que conocen el problema de su vecino de enfrente por Facebook o frente a las que optan por no saber antes que verse obligadas a posicionarse… Son muchas las que se implican hasta las cejas y dedican su tiempo, desinteresadamente e incluso pagando un coste personal, en mejorar la vida de los demás. En el centro Contigo no tienen protagonismo los recursos materiales sino las personas. Se trabaja para alcanzar el bienestar de unos niños y niñas que se encuentran muy lejos del mismo. La manera de hacerlo, la metodología, consiste en repartir el cariño necesario hasta conseguir que se sientan queridos.

Por todo ello, la palabra Contigo no actúa aquí como pronombre personal, ni siquiera como locución. Hace referencia a un acompañamiento, ese que se produce, musicalmente hablando, cuando un grupo de instrumentos (en este caso los educadores) apoyan y enaltecen a la melodía principal (los niños, sin duda).

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