Quedan solo siete días

07 de abril 2019 - 05:00

Habrá que poner la vista en sentencia. Sólo quedan siete días. Habrá que recorrer los perfiles que la ciudad presenta, la que habrá perdido la cobardía, madrugado los naranjos y mantilleado sus azoteas. Habrá que acudir allí, donde el callejón huele a pan y marinería y ver si el olivo está dispuesto a poner coraje y hombría a las oraciones. Ver si aún resuenan en la sala de catequesis los quejíos de Pepe Jurado y su cuadrilla del arte, el mayor legado de una casa con acento salesiano en el habla.

Habrá que mirar bajos lo faldones de Jesús de la Columna y la Virgen de las Lágrimas para ver cuánta verdad hay, tanto arriba, como bajo las trabajaderas. Y habrá que recorrer la calle Gloria, de punta a punta, para saber si han florecido los naranjos y los viejos vecinos tienen colgados los mantones y los baberos, para ver pasar al Cautivo del barrio y su Esperanza.

Habrá que ir a maestría, arte y oficio, Ventura Morón y todas las aulas para ver los horarios de clase y saber que no existe estudiante sin deuda eterna con la Buena Muerte y el dolor infinito de su madre. Habrá que recorrer chiqueros, burladeros y puerta grande. Sentarse a la vera de un buen subalterno y ver cómo se torea la ignominia de las burlas, el cetro y la capa.

Habrá que planchar el traje. Ponerse de corbata y gitanas maneras para el martinete y el oro que lleva el del madero y las amarguras por tarantos de su bendita madre. Habrá que ponerse la peina y la mantilla, cruzar los sagrarios que separan la Palma y el barrio obrero para llegar a la tercera caída y al palio estrellado.

Revisen su recogimiento, pongan crespón y el luto, bajo el silencio inmenso de la procesión más primitiva y definitiva de la cristiandad, desde calle Matadero al corazón del alma. Agarren la mano del de al lado, que vendrá muerto y ella sola, agarren su mano, que la buena nueva está más cerca. Quedan sólo siete días.

stats